CorazoNadas es un libro de minificciones en el que el protagonista es aquel órgano latente que tenemos en el pecho. El que se parte en dos ante la tristeza o la desilusión; el que brinca emocionado con una buena noticia; el que ha sido inspiración de tantas frases, poemas y libros. CorazoNadas habla por supuesto, del corazón.
Escribir microrrelatos resulta ser un arte difícil pues no todos tienen la capacidad de, en algo tan breve, poder contar una historia, no todas las minificciones son, en palabras del poeta y dramaturgo francés, Jean Cocteau, “miniaturas gigantes”. La dificultad de escribir historias tan cortas reside en poder cautivar al lector con tan solo un par de palabras y hacerlo sentir algo. CorazoNadas lo logra.
Ana Clavel, su autora, nos toma de la mano y nos guía por su mundo, en el que encuentra corazón en todo y a la vez en nada. Nos topamos con Pascal, con Poe, con Shakespeare, quienes nos hablan de corazones pensantes, de corazones dudosos, sacrificados o temerosos.
La autora, maestra en letras latinoamericanas por la Universidad Autónoma de México, nos presenta a la Reina de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas, una que ya no corta cabezas, sino que exige corazones; sigue el consejo de la reina malvada de Blanca Nieves y en lugar de decir “Espejito, espejito”, ella recita “Corazón, corazoncito”. La respuesta que recibe es que la vida real no es como los cuentos de hadas, “no soy un oráculo”, dice, “solo soy un corazón fallido.”
Como lo dice Mónica Lavín, bióloga y escritora mexicana, la autora nos muestra “cuánto corazón hemos acumulado” y, a lo largo de las páginas, podemos ver las diversas vivencias por las que pasa un corazón humano, uno que, aunque ya no lata como en la historia “Reconocimiento”, nunca deja de sentir y hacernos sentir.
Con el corazón en la mano, Ana Clavel redacta y sigue sus corazonadas, habla de la soledad, el enamoramiento, la terquedad y –el tema que más me apasionó durante su lectura— la melancolía. En la historia “Saltos mortales”, la autora afirma que “la melancolía es vista con un halo de belleza, lánguida, subyugante conforme su influjo crece, algunas veces hasta la destrucción.” Aquí nos encontramos con un corazón suicida, maltrecho; tan atraído por las alturas, pero también por las caídas. La melancolía es eso, dice la autora: el resquebrajamiento de un alma que decide saltar al vacío, un salto a veces mortal que el corazón disfruta.
Son muchas las razones por las que recomiendo ampliamente la lectura de este libro, principalmente por la maravilla del viaje por el que Ana Clavel te lleva en el que encuentras tu propio corazón. Encaras tantos corazones: de pollo, débiles, vanidosos, abiertos, frágiles o tiernos que, comienzas a pensar en qué lugar encajaría el tuyo. Puede que lo encuentres en CorazoNadas, puede que esté en CorazoTodos, pero sin duda la autora ya plasmó en letras algún rincón para tu corazón.
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