La cuarta versión de la Feria del Libro ‘Hispanic Heritage Book Fair’, organizada por El Centro Hispano bajo el liderazgo de su CEO, Pilar Rocha-Goldberg, y en colaboración con Mi Libro Hispano, dirigido por su CEO, Pilar Vélez, concluyó exitosamente el pasado fin de semana. Este evento dejó una profunda huella en la comunidad local e hispana, reafirmando la importancia de la literatura y cultura latina en Estados Unidos.
Reconocimiento por la Revista Latina: Recientemente, Alicia se reunió con la directiva de REVISTA LATINA de Carolina del Norte en Estados Unidos, medio de arte y cultura con el que colabora, para recibir un merecido reconocimiento por su invaluable contribución través de sus poemas y obras ,su impacto en la comunidad y su compromiso con la literatura que han sido fuente de inspiración para muchos lectores .
Antón Castro, reconocido por su sensibilidad literaria y su habilidad para tejer historias que tocan el alma, nos sorprende una vez más con su última obra, "El paseo en bicicleta". Este libro es una amalgama perfecta de arte y poesía, una novela gráfica que celebra el mundo de la bicicleta mientras rinde homenaje a la ciudad de Zaragoza, un lugar que ha dejado una huella indeleble en la vida del autor.
Allá en mi Escondite Literario Tropical, sede rural, madrugué a escribir el artículo para cumplir el compromiso con la Revista Latina NC. Necesitaba enviarlo a tiempo para que pudiera ser revisado, editado y publicado el último día del mes. Estaba en esas cuando mi gata salvaje se deslizó por la ventana hasta mi escritorio.
Creo que este fue el diálogo mudo que tuvimos… ¡creo!
Me pides te diga con toda mi alma,
vengo ante ti desarmada,
sin poder dormir mi vida se desmorona.
Te pienso y te pienso, solo soy flor de un monte de mi Cuba,
olas de un mar en la barranca de todos...
Celebrándole el cumpleaños a un familiar en su casa de campo, otro de los invitados, de voz en cuello, contó varias historias en menos de cuarenta minutos. Todas, al cual más, me parecieron interesantes, aunque propias de sociedades subcontinentales, como esta en la cual, en suerte, nos tocó vivir. Cuando se despachó con la quinta estaba dispuesto, por cortesía citadina, a escucharle esta y no más. Tenía pensado, una vez aquel terminara, pararme y decirles a los anfitriones que tenía que regresar temprano a la capital, antes de entrada la noche.
Cuando por fin nos encontramos en aquel Café Valdez y comenzamos a degustar, él su primer tinto americano y yo un late aderezado con canela molida, soltó sin mayores filtros esta historia, entre otras tanta que atesora y trae guardadas desde el orto del convulso s. XXI, allá en los inexpugnables calabozos de su memoria.
Historia que, desde luego, por seguridad nacional y personal de aquel egregio exfuncionario, también, de mi pellejo, hice objeto del pincel de la transfiguración literaria subcontinental para compartirla con ustedes y las futuras generaciones lectoras, de haberlas...
México tatuado en letras
"Nombrar es omitir", bajo esa premisa y solicitando anuencia del amable lector, porque pese a conocer la cita, me permito nombrar...
Con eso del cambio climático, la contaminación ambiental, así como para evitar en cualquier momento otro periodo infernal de cuarentena encerrado entre cuatro paredes en un conglomerado residencial, y una vez la pandemia pareció dar tregua, decidí buscar un cuadro de tierra en un pueblo algo cerca de la capital para construir una cabaña e irme a vivir allá de manera alternativa. La idea no era desconectarme del todo de la vida citadina, por lo del trabajo y los asuntos médicos y asistenciales que en el campo suelen ser restringidos, complejos, cuando no inexistentes en algunos casos. Por lo que para estos y otros menesteres es imperioso el vínculo y la cercanía con la urbe.