Esta novela , el segundo libro de la gran artista y cantante Verónica Romero, demuestra que en el campo de la literatura es igual de genial que en la música y que más allá puede transformar y ha transformado la vida de muchas personas con la historia de Alma en un viaje mágico que ofrece respuestas a las grandes preguntas que nos formulamos sobre la vida, y elabora una guía práctica que ayuda al lector a crear, fuerza, felicidad y paz interior.
Con eso del cambio climático, la contaminación ambiental, así como para evitar en cualquier momento otro periodo infernal de cuarentena encerrado entre cuatro paredes en un conglomerado residencial, y una vez la pandemia pareció dar tregua, decidí buscar un cuadro de tierra en un pueblo algo cerca de la capital para construir una cabaña e irme a vivir allá de manera alternativa. La idea no era desconectarme del todo de la vida citadina, por lo del trabajo y los asuntos médicos y asistenciales que en el campo suelen ser restringidos, complejos, cuando no inexistentes en algunos casos. Por lo que para estos y otros menesteres es imperioso el vínculo y la cercanía con la urbe.
¡Disculpen la interrupción! No figuro en la lista de invitados. Permítanme, por favor, decir unas palabras.
Familia y amigos, necesito pedirles en este instante sublime que intentemos dejar de lado aquellas circunstancias del ayer que marcaron el sendero de nuestras bifurcadas vidas. Les ruego que escuchen con devoción y humana comprensión estas frases que, inevitable y atropelladamente… ¡a borbotones!, manan de mi compungido corazón de papá. De este padre que asiste sin invitación a la boda de su por siempre idolatrado hijo.
Imposible saber con precisión si la situación inverosímil que vivió Hortensia del Perpetuo Socorro Sánchez García en Santafé durante aquel periodo obligado de vacaciones hubiese sido igual o al menos parecido en cualquiera otra parte del mundo. Como le ocurrió esa vez a donde la llevaron su mente atafagada y ‘pasos cansados de luchar por nada’, como en privado se recriminaba y fustigaba el alma.
La tecnología avanza tan aceleradamente que no nos percatamos de cómo afecta a nuestra salud y a nuestros hábitos de vida.
No obstante, está presente desde que abrimos los ojos, es algo compulsivo, no podemos evitar sumergirnos en esas pantallas, revisar el correo, las redes sociales, WhatsApp, las notificaciones, los etiquetados y todas esas grandes herramientas que fueron creadas para llamar nuestra atención de manera continua. Navegamos por internet unos minutos, pero pasan horas.
Este gesto se ha convertido en algo tan habitual que olvidamos esa frase con tanto valor significativo: "La vida es eso que sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes".
Sonriente y saboreando un café, con la mirada dulce, casi infantil y esa postura jovial, auténtica que le conocemos por su programa El Rollo de Fili, ahí estaba el paisano ilustre que durante sus cuarenta años de trabajo fotografió y nos mostró la otra Colombia con su historia, geografía, cultura e infinidad de pueblos y personajes como Gabriel García Márquez, Fanny Mike, Plinio Apuleyo Mendoza, Obregón, Botero, Shakira, Salvo Basilie, Gloria Valencia de Castaño, presidentes, políticos, empresarios… también, a Donald Trump y a otros tantos que fueron portada de algunas de las revistas con mayor circulación nacional o que hacen parte de sus siete libros publicados, fuera de los que están en proceso de edición y difusión.
Me pasó cuando llegué a la capital, al barrio Quiroga. Tenía 11 años. Mi tía Cecilia me mandó a comprar el pan a la esquina, a menos de dos cuadras de la casa. A mi primo Álvaro, un poco mayor que yo, le gustaba hacer los mandados porque la ventera siempre le daba vendaje.
Solemos considerarnos justos en la valoración que damos moralmente hacia
los demás, pero nuestra mirada no es la misma cuando observamos a un niño
o a un anciano; con el niño normalmente se nos dibuja una sonrisa en el rostro
llena de ternura, sin embargo, con el anciano, se nos arruga el entrecejo, a
veces sentimos lástima, otras, preocupaciones, y otras, desagrado hacia su
actitud, entonces pensamos “cuando llegue a mayor no voy a ser igual” pero al
final todos somos igual, ¿sabéis por qué? Pues porque el niño aún no conoce
la crueldad de la gente, no sabe a qué mundo se debe enfrentar, no conoce
aún el egoísmo y la lucha del más fuerte...
El Hombre de Mayor Edad (HME), del doble de la su Joven Amigo Virtual (JAV), con nadie más hablaba de aquellos temas… o, tal vez, ¡ninguno le paraba bolas! —Ni siquiera los trato con los integrantes de mi familia, siempre atareados, por ende, sin tiempo para cruzar palabras, excepto para uno que otro favor… los cuales hago rápido y lo mejor posible para volver a mi escribidera —resopló HME al otro lado del celular.
Otra vez este novelista colombiano sorprende con una nueva obra publicada, además de las entregas sorpresivas de sus novelas alrededor del mundo, a lo cual nos tiene acostumbrados y lo evidencia en: ‘Una novela para cada escuela’, iniciativa plausible y que ojalá otros imitaran o lo apoyaran. Esta vez el turno fue para ‘Historias guardadas’. Novela de ficción social subcontinental que destapa, usando el pincel de la transfiguración literaria, figura de su creación, la vida política, social, cultural y económica de todo un país, hoy por hoy, cualquiera sobre la faz del globo terrestre, cada día más en ebullición y ‘contagiados de nostalgia social’, como suele citar este autor.