“Caracol, caracol, saca tus cuernos y verás el sol”, eso le decía hoy yo a un caracol que decidí salvar de una muerte segura y llevármelo a casa para mi entretenimiento; pero ahí está, metido en su cueva como los niños, sin asomar un cuerno siquiera.
José Saramago decía “No subestimes a los jóvenes, ellos nacen sabiendo lo que a nosotros se nos ha olvidado”, y es que cuando crecemos, muchos adultos perdemos la capacidad de soñar sin miedo, nos acomodamos y nos adaptamos a lo que ya tenemos. La gente joven, el futuro del mundo, tiene la capacidad de soñar que todo es posible y luchan para conseguirlo, una de esas perdonas es Víctor García Fernández, un joven que estoy segura llegará muy lejos. Dentro de unos años diré “yo lo entrevisté”.
Hoy, en este Día del Trabajo, le hablo a quienes tienen voz, a quienes tienen poder, a quienes pueden cambiar el rumbo: miren más allá de los números y las políticas. Vean a las personas. Escuchen sus historias. Atrévanse a sentir lo que ellos sienten cada mañana al salir de casa.
Una vez más la ambición desaforada, ¡sin fondo!, de unos pocos que lo tienen todo, sin que ni siquiera el todo les sea suficiente, desarropa una de las tres mayores ferocidades humanas: su proclividad marginal individual autodestructiva.
Mi preferencia por el equipo albirrojo se dio por variables casuales y ambiguas circunstancias sociales propias de aquel entonces. Corría el amanecer de los años setenta y recién había llegado de mi pueblo del alma en calidad de desplazado social. Entiéndase esta expresión como la visión que mi madre tuvo en cuenta para evitarnos que nosotros, sus hijos, siguiésemos las sendas que ella y la abuela enfrentaron, con carencias y dificultades socioeconómicas por doquiera...
Bienvenidos, mis estimados Aeroamigos, familiares, allegados y demás asistentes a este bonito evento cuando celebramos por partida doble y con inmarcesible júbilo el cuadragésimo séptimo aniversario de nuestro ingreso a la Fuerza Aérea Colombiana y ser referentes, de alguna manera, de varios personajes de la novela ‘La sociedad de la mentira’, escrita por uno de los presentes y cuyo lanzamiento es hoy y aquí, con nosotros como protagonistas.
En la compleja historia de Estados Unidos, las mujeres de la comunidad trabajadora internacional han sido protagonistas silenciosas pero fundamentales. Su aporte trasciende las cifras económicas para convertirse en pilares de transformación social, cultural y artística, tejiendo una identidad multifacética que enriquece el tapiz nacional.
No, no quiero morir, ya sé que mis poemarios pueden resultar dramáticos, ya sé que la vida es una mierda el setenta por ciento de las ocasiones, pero no, prefiero vivir esta vida de mierda, disfrutar de esos momentos de felicidad con la gente que quiero y mandar al carajo a los que no me soportan, a ellos ya les pagará el destino o mis guardianes sus malas intenciones.