Hace algo más de media centuria, en pleno centro de Bogotá, en un triángulo formado entre la carrera 9° con calle 17 (la oficina del maestro), la carrera 13 con calle 14 (la emisora Radio Santafé) y la calle 17 con la misma carrera 13 (la pastelería Tony), fui testigo exclusivo: vi, sentí y disfruté varios momentos cuando el maestro José Alejandro Morales López estaba componiendo la canción: Me volví viejo.
Niñez, juventud y madurez pasaron veloces por su vera. Nunca pudo hacer con ella esa soñada visita placentera.
Cómo imaginarse entonces que, en esas etapas mágicas, vividas de prisa y sin apreciarlas ni un tantito, como ahora lo hacía, un poco tarde, lo reconocía, pese a todo fue feliz, ¡muy feliz! Lo hizo con el vigor y el ímpetu del alcaraván llanero en celo, sin percatarse de la importancia que cada una de estas tenía. Qué iba a pensar que aquellos maravillosos días de derroches desbocados, locuras, algarabías y sueños infundados, poco a poco absorbidos por agobiantes faenas laborales, tan solo en el recuerdo, ¡cada vez más difuso y esquivo!, quedarían.
¿Qué sería la vida sin amor? Tal vez una existencia vacía y sin color, un mundo carente de belleza. Para el ser humano el amor, en todas sus formas (romántico, familiar, amistoso, hacia uno mismo o hacia el mundo) es el encanto sublime por excelencia que todos podemos vivir y percibir sin importar los pormenores por los cuales estemos pasando en ese instante.
Las palabras son un reflejo de lo que sentimos, nos hacen. Hoy tengo el placer de conversar y explorar el universo creativo de una voz que maneja con precisión la palabra escrita y el sonido. Me acompaña Ana Cecilia Chávez Zavalaga, poeta, escritora peruana, directora de radio, que nuevamente nos sorprende en su función como conductora de pódcast. Ella nos presenta su obra más reciente, el poemario «Sensaciones».
En sus respectivos hogares y en casas diferentes pero vecinas, durante toda la vida, desde niños, Adalberto y Eleonora vivieron en esa empinada y sesgada vía corta de una cuadra larga. Cuando lotearon la inmensa finca Bello Horizonte, por sus vistas privilegiadas en ese entonces, y la convirtieron en el barrio popular donde sus primeros habitantes fueron trabajadores de la Empresa Capital de Servicios de Aseo, por ahí bajaba un impetuoso arroyo que en invierno lo inundaba todo y amenazaba la estabilidad de las cimentaciones, las vías y la megaempresa ladrillera, pocas cuadras abajo.
Raleigh, NC — En un momento donde la representación, la unidad y la acción comunitaria se vuelven más necesarias que nunca, nace MUSE, el primer colectivo de mujeres latinoamericanas artistas en Carolina del Norte, una iniciativa poderosa que surge desde el corazón de la comunidad con una visión clara: crecer juntas como creadoras y transformar la vida de quienes más lo necesitan a través del arte.
“Caracol, caracol, saca tus cuernos y verás el sol”, eso le decía hoy yo a un caracol que decidí salvar de una muerte segura y llevármelo a casa para mi entretenimiento; pero ahí está, metido en su cueva como los niños, sin asomar un cuerno siquiera.
José Saramago decía “No subestimes a los jóvenes, ellos nacen sabiendo lo que a nosotros se nos ha olvidado”, y es que cuando crecemos, muchos adultos perdemos la capacidad de soñar sin miedo, nos acomodamos y nos adaptamos a lo que ya tenemos. La gente joven, el futuro del mundo, tiene la capacidad de soñar que todo es posible y luchan para conseguirlo, una de esas perdonas es Víctor García Fernández, un joven que estoy segura llegará muy lejos. Dentro de unos años diré “yo lo entrevisté”.
Hoy, en este Día del Trabajo, le hablo a quienes tienen voz, a quienes tienen poder, a quienes pueden cambiar el rumbo: miren más allá de los números y las políticas. Vean a las personas. Escuchen sus historias. Atrévanse a sentir lo que ellos sienten cada mañana al salir de casa.