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Thursday, December 26, 2024

Entrevista al novelista colombiano Wilson Rogelio Enciso

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Elisa

Aracelly Díaz Vargas
Aracelly Díaz Vargas (nació el 17 de febrero de 2001 en Matiguás, Matagalpa, Nicaragua). Es escritora, poeta y columnista. Cuando era estudiante de primaria y secundaria se destacó siempre en la declamación de poemas de Rubén Darío. A su corta edad, descubre que le gusta escribir poesía y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Actualmente tiene un libro inédito de poesía titulado Locuras de mi Soledad. Aracelly, es coautora de la antología CANTO PLANETARIO: HERMANDAD EN LA TIERRA, Volumen I, compilación de Carlos Javier Jarquín, (H.C EDITORES, Amazon.com, 2023).

El arte es la más bella voz, donde cada Alma, transmite vida, fuerza y valor, es aquí donde está impregnada aquella inmortalidad del ser, con presente resplandeciente que denuncia las tinieblas e injusticia en el corazón de nuestra humanidad. Asimismo, se transforma en grito de diversos pueblos, culturas y naciones que enaltecen orgullosamente su riqueza, diversidad cultural como estilo de vida. Esta grandiosidad es percibida, expresada de forma distinta en cada individuo al ser este un mundo infinito en emociones, pensamientos como actitudes.
Cabe destacar que el escritor absorbe la sublimidad también complejidad del entorno, esto y más es lo que encontramos en brillantes letras del escritor y novelista colombiano Wilson Rogelio Enciso. A quien respeto y admiro inmensamente por su entrega, profesionalismo y aporte literario a nuestra sociedad, pues son sus escritos un torrente de vida reflexiva, valores, sentires que han marcado cada momento de su existir, pues él creció entre alegría, naturaleza y desafíos que le condujeron a su forma de vivir entre libros, silencio, e introspección.
En la siguiente entrevista abordamos brevemente sobre la trayectoria literaria de nuestro invitado, nos habla de su participación como coautor de la antología CANTO PLANETARIO: HERMANDAD EN LA TIERRA, Volumen I, compilación de Carlos Javier Jarquín, (H.C EDITORES, Amazon.com, 2023), y también nos habla de la novela referencial que ha escrito sobre CANTO PLANETARIO. Y en primicia nos habla de su más reciente novela que ya muy pronto publicará.
Querido lector, te invito cordialmente a conocer sobre este distinguido escritor sudamericano, pues en sus novelas, relatos y narraciones románticas encontrarás un contenido inspirado en temas sociales que quizás, son descripciones que se viven en muchos países…

¿Qué recuerdos de su infancia le evocan alegría?
WRE: —Gracias, Aracelly, por esta bonita oportunidad que me ofrece para contarle a usted y a su audiencia planetaria aspectos de mi existencia. La infancia la viví y disfruté hasta los diez años en mi amado pueblo: Chaguaní, Cundinamarca. Momento a partir del cual, por temas sociales, salimos de allá y nos radicamos en Bogotá, la ciudad capital de Colombia, a unas cuatro horas por carretera.

Durante esos diez años, además de la alegría y el perrenque inquebrantable de mi madre, pese a tanta adversidad que desde siempre enfrentó y que de alguna manera superaba, lo más lindo que recuerdo de mi Chaguaní del alma es su ruralidad. Sinfonía inconclusa de la naturaleza campesina que se me incrustó por siempre y que en cada frase que escribo de alguna manera ahí respira, se siente, es evidente.

¿Cómo considera que influyó el amor, ternura y dedicación de su madre en la personalidad que hoy lo identifica?
WRE: —A mi madre Hilda María Enciso siempre la vi y recuerdo batallando en franca y limpia lid, sin jamás dar el brazo a torcer, contra los gigantes de la ignominia, la desigualdad social y la pobreza que le heredó aquel entorno durante los difíciles años de la violencia partidaria, los veinte del Frente Nacional y vergonzosos subsiguientes, hasta el advenimiento y primeras décadas del desequilibrado siglo XXI, cuando las energías, los sueños y la memoria la fueron abandonando… hasta consumirla.

Su ejemplo y perrengue, insisto y aclaro esta palabra para denotar fuerza, ¡verraquera!, amén de su amor incondicional como madre y padre a la vez, marcaron mi sendero, forma de ser y proyectos profesionales y literarios.

¿Cuál es la experiencia más conmovedora que le marcó su juventud?
WRE: —Fue temprano, tan pronto me asomé a la adolescencia, pocos años después de llegar a Bogotá. El bicho de la lectura y la escribidera me contagió desde antes de cumplir los diez, allá en la ruralidad. Este creció en la capital al encontrarme con las bibliotecas, entre esas, la del Concejo y la Luis Ángel Arango, donde me la pasaba devorando novelas y poesía. Por lo que, también, me incentivó la escribidera. Garrapateaba versos y cuentos. Recuerdo que comencé una novela. Todo ese material incipiente se perdió de trasteo en trasteo, de ajetreo en ajetreo.
Entonces, para responder la pregunta, la experiencia más conmovedora fue darme cuenta, entre los catorce y dieciocho, de que eran pocas las posibilidades que tenía para dedicarme a escribir en exclusivo. Descubrí y entendí que tenía que trabajar primero…
Pero, bueno, aunque así lo hice hasta los cincuentaicinco años, trabajar para conseguir lo de vivir, cuando podía algo escribía. En el 2004 comencé a sacarle tiempo a la trabajadera para comenzar a materializar mi sueño retenido. Así lo hice hasta cuando obtuve la pensión de jubilación y decidí que, a partir de entonces, mi trabajo formal era escribir, así no obtuviese por esto remuneración alguna. Decidí que con la modesta mesada pensional me bandeaba. Desde entonces, Aracelly, lo vengo haciendo durante al menos ocho horas diarias.
¿Qué escritores fueron sus centinelas al descubrir su mundo literario?
WRE: —Cada vez que me preguntan esto o pienso en ello, sobre los autores que marcaron mi senda literaria, se me complica hacer un listado y, peor, clasificarlos. Porque sé que cada vez que lo haga, algunos siempre se me escapan.
En las bibliotecas que mencioné y luego, cuando pude suscribirme al Círculo de Lectores, leía de todo y todo me impactaba. ¿Cómo no me iban a impactar las letras de Gógol, Dostoievski, Dumas, Shakespeare, Quevedo, Cervantes, Bécquer, Rubén Darío, García Márquez, Rulfo, Mistral, Neruda y otros tantos que la bibliotecaria del Concejo, los de la Luis Ángel Arango y los vendedores del Círculo de Lectores me recomendaban y ponían en mis manos?

¿Cuáles son los temas principales que le han inspirado para escribir toda una saga de novelas, relatos y narraciones románticas?
WRE: —¡La nostalgia social!, indiscutible, junto con todo lo que esta encierra y que padecen o hacen padecer los personajes en todas mis obras. Se trata de un sentimiento insondable, oceánico, del cual, ni los personajes buenos, tampoco los malos, pueden escapar ni resolver, por más que lo intenten.
Para entender, vivir y sufrir mejor el concepto de nostalgia social, es necesario ingresar a las páginas de mis obras… de cualquiera. Con seguridad, tras esa experiencia literaria, la persona que lo haga jamás volverá a sus cabales sociales.
¿Cree que el visitar las bibliotecas fue luz sin ocaso en su inspiración? ¿por qué?
WRE: —Como le comenté, en las bibliotecas se me incentivó el bicho por la lectura, por ende, también, el de la escribidera. Como jamás tuve la oportunidad de acudir a una academia de letras o similares, donde enseñan a escribir bien y bonito, de esos libros que leí en las bibliotecas y de los que adquirí después que tuve formas de hacerlo, además de los dramas de la humanidad ahí plasmados, fui extractando el formato de las obras y la mayor parte de las reglas de la escribidera… no del todo, lo confieso.
La temática de la literatura universal en gran parte se relaciona con el drama humano y su complejo entorno social. Por lo tanto, estos dos temas vueltos novelas, poesías y relatos constituyen, en sí, la fuente de inspiración documental para quienes encuentran en las artes una válvula de escape espiritual, adicional al mundo en el cual viven y de donde alimentan su ingenio.

¿Cuál ha sido el mayor impacto de la sociedad y que hoy refleja en su obra?
WRE: —Desde luego, como mencioné, la nostalgia social que arropa y corrompe con su manto frío al hombre contemporáneo. Más, todavía, al de los países subcontinentales, como los nuestros.

¿Cómo fue el proceso imaginario que estimuló la creación de su primera novela publicada “La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe”?
WRE: —Esta novela inicialmente llevaba por título: ‘De mala prosapia’. Por recomendación de mi editora en Columbus, Ohio, lo cambiamos.
‘La iluminada…’ es una novela de ficción social histórica. Tiene varios marcos de referencia. Uno está fundado en la observación y lectura que a toda hora hago de las personas y los entornos respectivos. La idea central de la obra la escuché durante un recorrido en el Transmilenio, sistema masivo de transporte en Bogotá. Delante del asiento en donde iba, dos señoras comentaban la historia de una mujer que le tocó, por las circunstancias adversas que sufría, alquilarle a su marido el vientre para darle descendencia. De lo contrario, su suegro les quitaría la herencia si no le daban nietos. Como la pareja no se amaba, por lo que no intimaban, su esposo le propuso un contrato de preñeces pagas. A cambio, ella obtendría parte de cada finca que él recibiera por cada parto vivió que le diera.
El segundo marco de referencia es el histórico y que se repite al pie de la letra y a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y tres primeras del XXI en casi todos los países subcontinentales, como los latinoamericanos. Marco que, tal y como están las cosas, será constante y con tendencia a empeorar durante mucho tiempo.
Un tercer marco de referencia es el agregado de ficción, dadas las circunstancias inverosímiles que suceden en torno a esa pareja y sus cinco hijos.
¿Cuál es la sensación qué experimenta frecuentemente al unificar lectura con el silencio de la noche?
WRE: —Mis alcahuetes literarios preferidos son la soledad, el silencio, la noche y la ruralidad. Con ellos me acompaso a la perfección cuando leo, escribo, medito o necesito inspiración. Nunca me fallan.
Por lo general, durante el silencio de la noche creo y concreto personajes, escenas, momentos y tramas. Por lo que en la mesa de noche o en la del computador que está al lado de la cama siempre tengo agendas o cuadernos con un esfero. Ahí, al despertarme, y no pocas veces durante la noche, rasguño ideas que luego convierto en algo que hará parte de alguna obra.
Similar situación me sucede y hago al visitar la campiña o al ir de pueblo en pueblo entregando mis obras en sus pintorescas bibliotecas. La libreta va siempre conmigo, para que no se me escape idea o detalle alguno.
¿Cómo y desde cuándo nació la iniciativa literaria: “una novela para cada escuela”, a cuántos países ha llevado este proyecto?
WRE: —Precisamente, al llegar a Bogotá lo primero que hice fue buscar bibliotecas públicas para entrar y leer libros. En mi Chaguaní del alma, en ese entonces, no había biblioteca. La única novela que por allá alcancé a hojear, no del todo, fue la ‘Hora veinticinco’. A mamá alguien del pueblo se la prestó y la llevó a la casa. Pero la tuvo que devolver pronto. Yo aprovechaba que mi madre la dejaba por ahí para leerla.
Al publicar mi primera novela en 2016, precisamente ‘La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe’, decidí que de las ventas de esta y las siguientes novelas que tenía en capilla sacaría para donar ejemplares en bibliotecas y escuelas públicas de municipios y lugares de difícil acceso y donde, tal vez, de otra manera jamás llegaría un libro de los míos.
A la fecha he donado alrededor de doscientos ejemplares de mis novelas en cerca de ochenta pueblos y ciudades en Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Argentina, México, República Dominicana, Estados Unidos y España. Mi meta inicial es llevarla a 1150 lugares diferentes. Si se dan las cosas, como veo que se están dando, esa cifra se incrementará geométricamente.
¿Qué significó para usted haber recibido la invitación para formar parte de la obra Canto planetario: Hermandad en la Tierra, y qué experiencias ha tenido al leerlo en formato impreso?
WRE: —Esta obra que Carlos Javier Jarquín gestó, coordinó y concretó en la monumental compilación titulada ‘Canto Planetario – Hermandad en la Tierra’, (H.C Editores, Costa Rica) lo he dicho, reitero y reiteraré, es monumental e irrepetible. Además de la cantidad de artistas involucrados, casi trescientos, de más de cien países, de los cinco continentes y con participación de casi ochenta idiomas, su temática ambiental narrada y vuelta verso es un grito para que la sociedad actual tome acción sobre el futuro mediato del pedacito de universo que tenemos en préstamo.
Hacer parte de esta obra es un premio inmenso que luciré por siempre en el alma y difundiré, tanto en su formato impreso como el digital, cada vez que tenga oportunidad de hacerlo.
¿Por qué recomendar la lectura de Canto Planetario?

WRE: —No hacerlo sería egoísmo para con las actuales y futuras generaciones que tienen en ‘Canto Planetario’ una enciclopedia con las alertas y estrategias para salvar el planeta. Se trata de una obra con alcances insospechados, ya lo verán.
¿Qué nos puede adelantar de la novela referencial que está escribiendo?
WRE: —Que está lista y que es la segunda parte, pero novelada, de ‘Canto Planetario’, con anécdotas referenciales sucedidos durante la gestión de esta compilación monumental.
Es una novela de ficción social en la cual cada participante directo, los casi trescientos artistas de ‘Canto Planetario’, e indirectos, cualquier persona en el mundo, si se busca, es posible que se encuentre en al menos una palabra, frase o párrafo, quizá con sesgo y disimulo literario, desde luego. Por ello es una novela referencial.
Por capricho lúdico del protagonista la trama comienza en donde nace primero el sol y concluye donde se oculta de último, tras una larga y azarosa correría por los cinco continentes, sorteando toda suerte de circunstancias, adversas, unas, agradables, otras tantas.

CANTO PLANETARIO: HERMANDAD EN LA TIERRA,
Eduardo Torres Madrigal (Costa Rica) y Wilson Rogelio Enciso muestran la portada de la antología CANTO PLANETARIO: HERMANDAD EN LA TIERRA, Volumen I, compilación de Carlos Javier Jarquín, (H.C EDITORES, Amazon.com, 2023). Ambos son parte de Canto Planetario Volumen I. Foto/octubre 2023, Bogotá, Colombia.

La idea es que sea publicada en 2025. Eso espero.
¿Qué nos puede comentarnos sobre la publicación de su próxima novela?
WRE: —Gracias por esta pregunta. Si le parece y me lo permítame, Aracelly, me gustaría que fuera usted la encargada de darle al mundo una primicia. ¿Está de acuerdo?
Por supuesto, ¡qué emoción!, adelante, ¿de qué se trata?
WRE: —Muy gentil, fino detalle el suyo. Es sobre la publicación y lanzamiento de mi décima primera obra, décima novela en serie, titulada: ENTROPÍA.
¡Por favor!, ¿cuándo y dónde es?
WRE: —Ahora y aquí… mejor dicho, tan pronto salga esta entrevista. Si me hace el favor, sería usted la encargada de difundir entre su bonita audiencia planetaria, no solo la noticia, sino la sinopsis de ENTROPÍA.
Wilson, es un honor el que usted me hace. Por supuesto que incluiré en esta publicación la sinopsis de su décima novela y decimoprimera obra. ¿Dónde se puede adquirir?
WRE: —Todas mis obras están disponibles en Autoreseditores, Amazon y Vitrina Virtual de Libros. También, las pueden solicitar en mis redes y correos. En Amazon, además de tapa blanda, lo encontrarán como libro digital, a unos pocos dólares. Muchas gracias, abrazo literario para todos, donde quiera sea que se topen sus personas.

Wilson Rogelio Enciso
Wilson Rogelio Enciso es columnista de Revista Latina NC., Revista de Carolina del Norte Estados Unidos.

SINOPSIS DE LA NOVELA ‘ENTROPÍA’
“Cuando Adrianela Rodríguez sufrió el patatús tenía once años, tres meses y catorce días. En su mente hervían cuestionamientos sobre el raro comportamiento de la gente grande. La púber quería escudriñar en la mecánica caótica del mundo. Le era difícil aceptar el propósito de la guerra, la complejidad de la política, de la pobreza, de la religión. Necesitaba precisar el afán de las personas por, no solo auto agredirse y destruirse, sino por causar daño. Similar inquietud rondaba su esencia incorpórea en relación con la lógica del amor, si acaso existía.
Al ser llevada de urgencias a la clínica, su camilla tropezó con la del dejativo y docto de don Gaspar Salinas de Brigard, nonagenario al servicio malandro y absorbente de Rómulo Vinchira, Uribia Morales, el Viejo Tigre Montesiano y otros tantos amos de la política frondía y el oscuro poder económico nacional de entonces en Concordia, la grande. Sus miradas se entrelazaron y comenzaron una inusual fragua de esencias, bajo el control de la sumatoria de todas las energías y con un fin loable: restaurarle a la humanidad la felicidad perdida.
Dupla etérea que emprendería periplos por parajes y con encuentros de esencias inimaginables que permitirían, en parte, responder las inquietudes de Adrianela e intentar cumplir la inalcanzable misión: el triunfo de la felicidad sobre la tristeza en la gente grande.”

Aracelly Diaz Vargas
Aracelly Díaz Vargas (nació el 17 de febrero de 2001 en Matiguás, Matagalpa, Nicaragua).
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