Hace cosa de un mes apareció en mi vida, por segunda vez y por Messenger, un señor para que participara en un concurso literario. Repasé nuestra conversación pasada, era de hacía un año, y terminaba con que no me daba tiempo a presentarme. “Esta vez sí”, dijo. Le recordé que tengo publicadas trece novelas que, en formato físico y digital, llegan a cualquier lugar del mundo a través del enlace en mi página de la Editorial Bubok y también le pasé el de mi blog donde cuento todo lo ocurrido desde que decidí dar a conocer mis libros en 2013.
Hace más de un año que no publico un artículo y en aquella ocasión fue un pequeño relato que, junto a otros tres anteriores, conformaban un cuento breve. Se podían leer de forma independiente, como mis novelas, aunque estas son una especie de diarios-epistolarios, nada de cuentos. No solo apareció, aquel “artículo”, en Diario Alhaurín (Alhaurín de la Torre, Málaga), 103 Málaga o Revista Mimeógrafo (Chiapas, México), sino que también lo hizo en Revista Kamadeva, especializada en textos románticos.
La protagonista de este texto había aprobado unas difíciles oposiciones, en verano del 2014, para ejercer como docente en Spagnistán (S-pain en inglés, de "pain", "dolor"), un país de esos donde la corruptela no tiene parangón. No había obtenido una calificación muy alta, pero suficiente para que la llamaran a hacer sustituciones, si no a principios del curso, a principios del año, le había asegurado su profesor de la academia ("el sacaero" la apodaba ella por eso de lo caro; que te sacaba hasta las túrdigas, vamos).
El Hombre de Mayor Edad (HME), del doble de la su Joven Amigo Virtual (JAV), con nadie más hablaba de aquellos temas… o, tal vez, ¡ninguno le paraba bolas! —Ni siquiera los trato con los integrantes de mi familia, siempre atareados, por ende, sin tiempo para cruzar palabras, excepto para uno que otro favor… los cuales hago rápido y lo mejor posible para volver a mi escribidera —resopló HME al otro lado del celular.