En esta obra, una curiosa novela basada en la resolución de un misterioso crimen de una joven, encontrada desnuda y con el cuello cortado en la desembocadura del río Guadalmedina. Esta es una de esas novelas que sólo con la sinopsis a uno le entran ganas de prepararse un café, sentarse en un sofá y no dejar el libro hasta que el sueño no nos deje continuar devorando capítulos.
Érase una vez
El 10 de octubre de 2012.
miércoles por la tarde
Una criatura especial me estaba esperando.
nunca me lo esperé
Fue un dia normal
Otro día tedioso de la universidad...
Ese miércoles día de su cumpleaños, Víctor recibió una carta del gobierno donde le informaban que había sido seleccionado para participar en un programa experimental de felicidad obligatoria. Por lo que le implantarían un chip en el cerebro que lo haría sentirse feliz todo el tiempo, sin que importaran las consecuencias. Víctor no podía negarse...
Victor Beccari, investigador de la Universidad de São Paulo, encabezó el estudio de uno de los ejemplares más completos de Tupandactylus navigans, un fósil encontrado gracias a una redada policial en Brasil.
Celebrándole el cumpleaños a un familiar en su casa de campo, otro de los invitados, de voz en cuello, contó varias historias en menos de cuarenta minutos. Todas, al cual más, me parecieron interesantes, aunque propias de sociedades subcontinentales, como esta en la cual, en suerte, nos tocó vivir. Cuando se despachó con la quinta estaba dispuesto, por cortesía citadina, a escucharle esta y no más. Tenía pensado, una vez aquel terminara, pararme y decirles a los anfitriones que tenía que regresar temprano a la capital, antes de entrada la noche.
Como dice un video que he visto hace poco “Son niños que no crecen, amigos que no decepcionan y amantes que no traicionan”, sus miradas inocentes lo dicen todo sin necesidad de palabras, vienen a este mundo para cuidarnos y darnos amor incondicional. Un mundo que se destruye no sé si por aburrimiento, por desesperación, ignorancia o egoísmo, un mundo consumido en las llamas del ego intentando hipócritamente salvarse a través de una fe basada en el amor y encerrada en una jaula cada vez que apuñalamos a alguien con nuestro odio.
Acariciaba su guitarra con tal delicadeza que los pájaros se acercaban a escucharlo. Pero una noche sin luna descubrió que lo que más amaba en este mundo lo había traicionado. Solo pensaba en la manera de desaparecer de la faz de la tierra...