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Wednesday, November 6, 2024

La emboscada

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Wilson Rogelio Encisohttp://wrenciso.com
Chaguaní, Colombia (4/15-julio-1958). Laboró con el Estado colombiano (1978-2015) y ejerció la docencia universitaria entre 1986 y 2012. Obras publicadas: La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe, 2016, novela. Con derrotero incierto, 2017, novela. Enfermos del alma, 2018, novela. El frío del olvido, 2019, novela. Amé en silencio, y en silencio muero, 2017, compilación de narraciones románticas. Matarratón, 2021, novela El valle de las apariciones – Novela Coral, 2022, novela Berenice, una mujer feliz, 2022, novela. Sin afán ni olvido, 2023, novela. Historias guardadas, 2023, novela. ENTROPÍA, 2024, novela. Canto Planetario – Hermandad en la Tierra, 2023, compilación, participante. Relatos subcontinentales imperfectos, 2024, compilación de historias cortas. Relatos y cuentos en Revista Latina NC y otros medios en España, Estados Unidos y América Latina. Gestor de la iniciativa literaria: Una novela para cada escuela. Premios literarios: IV y V Premio Mundial “César Vallejo”, modalidad de literatura, 2023 y 2024; International Latino Book Awards, en la categoría Mejor Novela de Ficción en Español, por la novela 'La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe', Los Ángeles, California, 2019, 2do lugar; Séptimo Premio de MICRORRELATOS REVISTA GUKA 2019 y Mención especial en MICRORRELATOS REVISTA GUKA 2020, Buenos Aires, Argentina.
La emboscada
Jiménez con Séptima

Me uní al grupo de paisanos que viajarían de vacaciones a ese lugar por los comentarios que uno de ellos solía hacer. Él conocía la capital, algunos de sus lugares interesantes y sus alrededores, así como otros tantos destinos turísticos de aquel país suramericano que siempre me llamó la atención por lo que solía escuchar de él.
Desde cuando comenzamos con los preparativos del viaje el organizador y guía algo dijo sobre el posible encuentro con un escritor tan desconocido como escurridizo y a quien le hizo un retrato que le llevó en su primer viaje a solicitud de un poeta y gestor cultural nicaragüense exiliado en nuestra patria y conocido de los dos.
Encuentro del todo sin confirmar. El personaje aquel parecía que a toda hora tenía algo por hacer y era difícil que sacara un ratico para que lo conociéramos. Los temas culturales, menos los literarios, poco hacen parte de mis intereses cuando voy de vacaciones. Por lo cual, si se daba o no el tal encuentro me daba igual.
Durante la primera semana de nuestro paseo conocimos lugares de aquella inmensa y fría ciudad capital, así como pueblos y atracciones interesantes en las inmediaciones de esta. También, su principal atractivo turístico sobre el Caribe, a casi hora y media de vuelo comercial.
El tema del encuentro con el escritor parecía disiparse. ‘Su agenda está muy apretada’. Fue lo que el organizador y guía dijo de aquel y comentó con el conductor que nos llevó desde el centro de la ciudad capital, vía Autopista Norte, cuando, al parecer, pasamos cerca de una de las sedes rurales de aquel, quien se refiere a sus sitios de trabajo como escondites literarios… o algo así.
El domingo al atardecer, a dos días de nuestro regreso a San José, el escritor dio señales de vida. Le escribió al organizador confirmándole que el lunes, entre nueve y media y diez de la mañana, nos esperaba en un lugar algo cerca del hotel donde nos hospedábamos. Además, que nos podíamos ir a pie, vía Carrera Séptima, hasta el Plaza 39, nombre de aquel acogedor centro comercial. Que nos quería invitar un café, según él, de lo mejor de aquellas tierras tropicales.
Un poco después de las nueve de la mañana, tras caminar casi una hora desde el hotel hasta la Avenida 39, llegamos a la esquina donde era la cita. No lo conocía, tampoco los otros paisanos, excepto el organizador y su compañera, por la visita anterior cuando le llevaron el retrato solicitado por el nicaragüense.
Aunque a esa hora no era mucha la gente que deambulaba por aquella vía capitalina, vi que un hombre de mediana edad y estatura promedia, con camisa blanca, como que se nos acercaba. ‘Me pareció que era un cura’, por lo de la camisa. Sin embargo, como ni el organizador ni su compañera, quienes lo conocían, al parecer no lo distinguieron a la distancia, ni siquiera al estar a un metro de nosotros, ¿qué me iba a imaginar que era el personaje?
Solo hasta cuando se paró frente al organizador y lo saludó lo supimos. Parece que nos observó y auscultó el alma un buen rato. Quería grabar en su mente nuestros ademanes y mensajes corporales casuales, auténticos. Tal vez para una novela nueva u otro de sus relatos de ficción social. Buscaría, me imagino y algo de esto dijo, transfigurarnos literariamente, como creo que es su técnica, para hacernos aparecer en alguno de sus escritos futuros.
Inspiración y creatividad literaria que logró… creo y no solo en esa vía, también, al hacernos víctimas inocentes de su emboscada literaria durante al menos la mitad de esa media mañana cuando, luego de ingresar al Plaza 39, nos condujo por entre plazuelas, escaleras y socavones a un singular y acogedor establecimiento para tomar un refrigerio: al Café Mundano, donde deleitamos lates, capuchinos y suculentos pasteles de pollo y carne, además de alfajores.

Terraza Plaza 39, gracias, J.T.
Terraza Plaza 39, gracias, J.T.

También logró sorprendernos en el segundo piso, en una terraza inmensa y venteada con vistas al Parque Nacional y los cerros tutelares de la ciudad, durante la entrega y autografiada de algunos de sus ejemplares para llevarle, uno a su amigo nicaragüense y, tal parece, protagonista de una novela que pronto publicará, quien a su vez se lo haría llegar a una poetisa paisana suya quien emigró a Estados Unidos. Los otros los rifó entre nosotros, no sin dejarnos de sorprender con las historias relacionadas de cada obra, incluso, con la lectura de estrofas rítmicas que conmovieron nuestras fibras nicas más escépticas.
Ninguno de nosotros se imaginaba que durante el café al cual nos invitó tenía programado hacer el lanzamiento internacional de la publicación de su libro número 12… ¡que nosotros éramos los escogidos para tan particular y sencillo acto de difusión literaria!
Fue un momento único en mi vida… imposible de olvidar y, tal vez, de volver a vivir, menos en un país como aquel y con un escritor que… reitero, parece un cura.

Al calor de un café en Mundano Plaza 39
Al calor de un café en Mundano Plaza 39
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