La música es el arte de crear y organizar sonidos y silencios, es una combinación de ritmo, melodía, timbre y armonía, que tiene el poder y la fuerza de trastocar la intimidad del ser, formando parte de todas las culturas y sociedades.
Esta ha sido parte inherente de mi existencia, presente desde que tengo memoria, acompañando jolgorios y alegrías, momentos de tristeza, soledad e introspección, así como juegos e intercambios sociales y educativos, de acuerdo con la etapa transitada y el contexto predominante de la época.
Deseo compartir con ustedes, amables lectores, la felicidad que en este momento embarga mi alma. Estoy plenamente consciente, que esta emoción se mide de acuerdo a distintos parámetros que la persona y el momento otorgan. Sin embargo, también tengo la seguridad, que cuando estas situaciones se atrapan en letras, tienen la posibilidad de que sus alas crezcan para transportarse y llegar hasta espacios diversos, voz, para llevar el mensaje, oídos atentos para la escucha activa, vista para la compenetración en su lectura y muchos corazones donde estas puedan albergarse.
Partiendo del sentido individual, familiar y comunitario de pertenencia, nexo invisible que une a las generaciones con la tierra que les vio nacer o crecer, de esos hilos intangibles que se van tejiendo entre los habitantes y terruño de un contexto determinado, ya sea por las memorias compartidas, los diálogos ocasionales, archivos, fotografías, museos históricos, pero sobre todo, por las experiencias anidadas en el corazón, que van buscando un hueco en el pensamiento, y ahí subyacen, hasta que emergen cual fotografía que pasa por un proceso de revelado y la imagen empieza a cobrar vida; o en su defecto, cual si fueran flashazos de luz momentánea, permitiendo que la retina del ojo capte la esencia del momento, la arraigue en la conciencia, cual radiografía nítida que espera la visión del experto para emitir diagnósticos y otorgar significados.
México tatuado en letras
"Nombrar es omitir", bajo esa premisa y solicitando anuencia del amable lector, porque pese a conocer la cita, me permito nombrar...