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Thursday, November 21, 2024

Te amo más que el primer día

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Maria del Refugio Sandoval Olivas
Hgo del Parral, Chihuahua, México La pasión por escribir se manifestó desde su juventud, consolidando su primer encuentro formal, con su participación en el año 2002 en Historias de Migrantes, en el 2007, responde a    convocatoria emitida por la SEP y su historia de vida docente es seleccionada en la antología“Huellas en el tiempo”. En el 2009 publica el libro autobiográfico “Anhelos, sueños y esperanzas”, en el 2011 “Una Rosa sin Espinas”, 2013 es antologada en “Experiencias directivas exitosas”, 2015 y 2016 antologada en “Monografía de Competencias docentes”, convocadas por ENSECH; colaboradora en el Diseño de guías estatales para trabajar los Consejos Técnicos Escolares, autora de varias ponencias publicadas digitalmente,  como “Oralidad de la Lengua” en Argentina,  asistente y ponente en Congresos Educativos, dictaminadora del Congreso Nacional de Investigación Educativa, cuento “Dulce” publicado en 2018,  “Suspiros rotos” poemario publicado en 2019, cuentito “La navidad y yo” 2019; además,  es editorialista semanal en el periódico “El Sol de Parral”. Jubilada de SEP en el 2017 sigue aportando al sector educativo como: tallerista para padres de familia, docentes, alumnos y público en general. Conferencista en distintos niveles educativos en el estado de Chihuahua. Participante activa en los “Encuentros de escritores parralenses” Cuenta cuentos en preescolar y primaria. Practica el cachibol, en la Delegación de jubilados y pensionados DIV2 Socia activa de la Benémerita y Centenaria “Sociedad Mutualista Miguel Hidalgo”

Me propuse emprender una profunda introspección a mis sentimientos; debí hurgar en los más recóndito de mi pensamiento, para rescatar esas emociones que han alimentado ese ser y hacer en mi vida. Esta memoria, ha sido el almacén de tantas vivencias, dando por sentado que soy merecedora de todos los bienes recibidos, de las personas que he encontrado en mi camino y quienes día a día, nutren con su fuerza y aliento a este corazón mío.
Estoy consciente que en medio de las crisis se reconocen y vislumbran otras oportunidades de aprendizaje; no sufrir por el mañana, ni añorar el pasado; sino encaminar esfuerzos a reconocer el presente, el cual, aún con todas sus vicisitudes, nos muestra que es lo único real que poseemos; que hemos vivido aferrados a las cosas, personas y rutinas, llenando espacios con interacción social; para finalmente comprender que en el silencio se encuentra la verdadera meditación e introspección que permite emerger el valor de lo que somos así como el amor de las personas que nos rodean; llegamos solos al mundo, sin más pertenencia que la vestidura del cuerpo y un alma que es intangible físicamente, pero que está en constante evolución, transición y crecimiento hasta el momento de partir. Sin embargo, en el transitar por el camino, es cuando tenemos la posibilidad de construirlo de la mejor manera; porque aún en medio de la tempestad, hay ángeles a nuestro alrededor que limpian senderos para hacer nuestro pasaje más liviano y placentero. Solo necesitamos quitar ese velo que obscurece la visión, para que emerjan rostros de héroes en la oscuridad.
Tengo varios querubines terrenales que me impulsan a salir adelante, pero hay uno en particular a quien deseo expresar mi más profundo agradecimiento, admiración y amor. A mi esposo y compañero de vida, “Jorge Pérez Flores”, quien siempre se ha distinguido por poseer un corazón noble y enorme que alberga cariño y cuidados incondicionales para quienes le rodeamos. En su sombra, nos resguardamos toda la familia, cual pozo que emana vida, bebemos para nutrirnos de su espíritu protector, es fragancia que perfuma; fuego, luz incandescente que alumbra, célula que se regenera en el amor y se expande al interior de quienes gozamos de su presencia.
Gracias, por cada instante vivido a su lado, por reconocer mi independencia y permitirme encontrar la luz y brillo en el caminar; por ser un hijo más para mi madre; esposo, padre y abuelo admirable: quien me levanta cada vez que se quebranta mi frágil voluntad; por ser el principal resorte impulsor de todos mis logros; aplaudiendo mis victorias y no permitiendo que me amedrante ante los fracasos y embates de la vida.
Gracias por reencontrarle en mis silencios, cavilaciones, miedos y alegrías. Por abrazarme en las noches para protegerme de las sombras fantasmales del insomnio; de las pesadillas, por estar a mi lado y darme seguridad.
Gracias por ser ese complemento tan necesario en mi vida; juntos orquestamos la melodía, con ritmos, silencios, y armonía, encontrando esa sincronía perfecta que ilumina; da calor, sentido ilusiones y construye metas compartidas; de una cosa estoy segura, te amo más que el primer día.

Te amo más que el primer día
Te amo más que el primer día
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