Con eso del cambio climático, la contaminación ambiental, así como para evitar en cualquier momento otro periodo infernal de cuarentena encerrado entre cuatro paredes en un conglomerado residencial, y una vez la pandemia pareció dar tregua, decidí buscar un cuadro de tierra en un pueblo algo cerca de la capital para construir una cabaña e irme a vivir allá de manera alternativa. La idea no era desconectarme del todo de la vida citadina, por lo del trabajo y los asuntos médicos y asistenciales que en el campo suelen ser restringidos, complejos, cuando no inexistentes en algunos casos. Por lo que para estos y otros menesteres es imperioso el vínculo y la cercanía con la urbe.
Imposible saber con precisión si la situación inverosímil que vivió Hortensia del Perpetuo Socorro Sánchez García en Santafé durante aquel periodo obligado de vacaciones hubiese sido igual o al menos parecido en cualquiera otra parte del mundo. Como le ocurrió esa vez a donde la llevaron su mente atafagada y ‘pasos cansados de luchar por nada’, como en privado se recriminaba y fustigaba el alma.
Sonriente y saboreando un café, con la mirada dulce, casi infantil y esa postura jovial, auténtica que le conocemos por su programa El Rollo de Fili, ahí estaba el paisano ilustre que durante sus cuarenta años de trabajo fotografió y nos mostró la otra Colombia con su historia, geografía, cultura e infinidad de pueblos y personajes como Gabriel García Márquez, Fanny Mike, Plinio Apuleyo Mendoza, Obregón, Botero, Shakira, Salvo Basilie, Gloria Valencia de Castaño, presidentes, políticos, empresarios… también, a Donald Trump y a otros tantos que fueron portada de algunas de las revistas con mayor circulación nacional o que hacen parte de sus siete libros publicados, fuera de los que están en proceso de edición y difusión.
Hay algo que quiero complementarle, hermano, antes de iniciar con lo mío. Es en relación con lo que usted dijo en alguno de sus relatos anteriores. No solo el tiempo es, hoy por hoy, nuestro mayor y más caro activo. Tal vez, igual de valiosas, quizá más, son nuestras experiencias. Así como la infinidad de aportes que en silencio le hemos hecho a este bello país… y en la alborotada época cuando lo hicimos: último cuarto del siglo XX y primera década del XXI.
Aquella vez, para mi cumpleaños número diez, mamá me llevó de nuevo a la casa de mi tía. Tras el pudín, mientras los mayores se quedaron en la sala, nos fuimos a la alcoba de mi tía a ver televisión... como siempre.
Todos los días a las 6:40 a.m. se encuentran en el mismo lugar, ¡sin falta! Tras besarse y abrazarse con para nada disimulada pasión y enchipado amor se sientan en la celestina banca de duro cemento bajo la sombra concupiscente de un altivo y viejo pino que custodia, nadie sabe desde cuándo, aquel pequeño parque de barrio popular.
Solo una condición Ester Julia le impuso a Efrén Sepúlveda para perdonarlo y aceptarle la nueva propuesta de matrimonio tras ¡esos sesenta años de ausencia!, desde cuando la dejó plantada en la puerta de la iglesia del pueblo...
Al finalizar el evento que gestionó y llevó a efecto el joven poeta, los tres acordaron ir a cenar, como despedida antes de partir hacia sus lugares de origen. Hasta el encuentro solo eran amigos virtuales. Esto, gracias a la magia de las redes y al mutuo gusto por las letras que, tras algunos años, por fin los juntó durante la ejecución de esa quijotesca industria literaria.
Mensaje a los estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica No. 9, Reynosa, Tamaulipas, México, con motivo del conversatorio durante la donación para su biblioteca de la novela ‘El valle de las apariciones’. 25 de mayo de 2022. Recuerda, muchacho, si bien es cierto que hoy el alboroto de la juventud rebosa tu existencia, también debes saber, o alguien te lo tiene que decir, ¡o repetir!, que, en especial tú, serás el responsable de tu futuro.
‘Puente en la niebla’ es la segunda novela del escritor español José Luis Ortiz Güel. En esta ocasión el toque editorial le correspondió a Ediciones Kuelap SAC, dirigida por Elías Mondragón Herrera. El prólogo (una pieza magistral) lo escribió María Beatriz Muñoz Ruiz (foto de la portada), directora de la Revista Digital Cultural One Stop.
Las Posadas Navideñas han tejido un hilo cultural que une a México y a varios países de Latinoamérica en una celebración única. Esta entrañable tradición, que se mantiene viva con el paso de los años, encuentra sus raíces en las costumbres religiosas y las expresiones comunitarias.