El aprendizaje constante actúa como un gimnasio para la mente. Al exponernos a nuevos conceptos, desafíos y perspectivas, estimulamos la actividad cerebral y fomentamos la plasticidad neuronal. Este estímulo cognitivo no solo fortalece la memoria y la función ejecutiva, sino que también puede tener efectos positivos en la prevención de condiciones relacionadas con el deterioro cognitivo.