Desde que aprendí a soñar, pienso vivir un nuevo mundo. ¡Soñar es vivir lo deseado! Más desgraciadamente, la realidad de los intereses, me hace reconocer con suma preocupación que la atención de la ciudadanía mundial, se centra en los estruendos que retumban ante los daños y consecuencias que provocan los hechos y fenómenos sociales y políticos que ocurren por las continuas y periódicas guerras; escándalos por corrupciones estatales, como el tsunami Odebrecht originado en Brasil; vivencias negras u horribles por narcotraficantes o caprichos políticos e ideológicos. “Voy bajo tempestades y tormentas, ciego de ensueño y loco de armonía. Ese es mi mal. Soñar”.