Un hombre pequeño, como por arte de magia, apareció y se dirigió hacia acá, donde aún servimos al orden: —No puedo más señor, debe escucharme. Vengo desde muy lejos y he tenido que dormir en las calles y probar alimentos hasta de los botes de basura. Pero aquí estoy. Vengo a poner una denuncia ‒dijo aquel viejo que entró a la estación policial.
Marcelo era el niño más pequeño del barrio. Tan negrito que brillaba como un tizón cuando se exponía al sol. Era tan negrito que sus amiguitos le apodaban el diablito; con su chorcito remendado y descalzo corría en las calles de El Coyolar todos los días en las tardes. Después que llegaba de la escuela se unía a los demás chavalos para jugar chibolas, La perra corrida, Doña Ana no está aquí, La lepra y, sobre todo, a la bola de hule. Incansable el cipote. Y los demás, molestándolo.
Viajar al mar un día martes es algo extraño, claro que no es normal. Pero eso sucedió. Decidimos aventurarnos a las playas de Poneloya, para ser más precisos, a la bocana. El calor intenso de semana santa nos obligó y todos, de alguna manera, nos pusimos de acuerdo. Y zarpamos.
Lismar Marcano es venezolana. Estudió licenciatura en el Instituto Universitario de Teatro. Desde 2014 crea en Venezuela a Te Leo Un Cuento, un club de lectura para niños.
BALOO EL PERRO TRAGÓN es un cachorro travieso que quiere probar todo lo que encuentra es casa, Simonna su hermanita humana, es complice de sus juegos y nos cuenta sus asombros.
En esta exposición fotográfica, el artista Edgar Bernal nos lleva a través de un viaje visual por la Fiesta de la Octava, desde la perspectiva de alguien que vive en Carolina del Norte, Estados Unidos. Las fotografías capturan la emoción de la celebración, mostrándonos la devoción de la gente hacia su fe y su cultura.