La diferencia entre los humanos y los animales, en ocasiones, es una línea muy delgada, tan delgada que puede llegar a darnos qué pensar.
Hace unos días, en mi afán de seguir salvando a los pobres animalitos que se ahogan en la piscina, saqué del agua a una libélula entre roja y naranja muy bonita, pero, por desgracia, ya fue demasiado tarde para ella, no sobrevivió a pesar de soplarle para que se secara, me faltó hacerle los primeros auxilios. Cuando ya no se pudo hacer nada por ella, desistí y la miré con decepción, pero una vez que mi atención dejó de centrarse en aquella libélula, me percaté de la existencia de otra libélula idéntica que se hallaba a dos metros de nosotros mirando hacia el agua.
En este mundo existen dilemas absurdos que dan mucho qué pensar, hace poco vi una pregusta que contesté sin pensar, pero después me sentí mal por haber pensado de esa forma. La pregunta era: Si solo pudieras acabar con algo, ¿acabarías con el racismo o con el machismo?
Todos tenemos sueños, algunos los ocultan bajo una vida cómoda e inútil que no les llena, otros se sienten incompletos, otros no luchan por ellos y otros no tienen posibilidades de cumplirlos.