En Navidad todos los políticos pueden tomar las medidas que quieran, que como son para después de las fiestas, da igual. El mundo puede venirse abajo, pero ahora estamos de fiesta, así que… ¿para qué molestarse en protestar?
El problema es, que “el después” ya ha llegado, han terminado las fiestas y ahora toca volver a la normalidad, quitar el árbol de navidad, el champán, ponernos a dieta y hacer cuentas.