¿Cómo se escribe un tango? pregunté. Un tango no se escribe, se baila, me respondieron en la postura clásica de quien disfruta en el consumir y no en el hacer lo que se consume.
Salir a caminar. Sin rumbo. Sin más propósito que activar las energías con las que conversamos con nosotros mismos: preámbulo del acto de escribir. ¿Hacer el esfuerzo de no pensar? No precisamente. Se trata de permitir que los pensamientos fluyan a su manera, que generalmente es caótica o al menos interrumpida por el ambiente donde vamos caminando y viendo con curiosidad de artistas.
Ver nuestra historia por escrito es un regalo tan maravilloso que el proceso merece amor y cuidado. Amor sí: porque es una declaración de afecto y de consideración a la vida que nos ha tocado vivir. En la próxima columna exploraremos diversos niveles de escritura automática y qué hacer con los textos que nacen de los ejercicios.
Cuando nos interesa una forma de contar, en este caso el diario íntimo, es muy emocionante darle una mirada a piezas literarias que han trascendido mundialmente. El diario de la niña Ana Frank, por ejemplo, llevado incluso al teatro y al cine, es conmovedor en sí mismo y desgarrador en su contexto. A sabiendas del trágico, cruel, prematuro e injusto final de la vida de Ana, la lectura de la ingenuidad de sus diarios es impactante, porque además ya brilla la agudeza de su inteligencia que uno quisiera que hubiera tenido la oportunidad de florecer...
Para contar nuestra propia historia no podemos eludir un primer paso: adueñarnos de nuestro ser, lo cual parece simple y evidente pero no lo es. El diario íntimo puede ser un camino para lograrlo pues en su versión más pura y sencilla se trata de verter en palabras lo que tenemos en la cabeza. Querido Diario...
En esta aventura de contar mi historia empiezo con todas las ventajas: nadie conoce mejor el material que yo. Otros tendrán algunos datos, un punto de vista, unas memorias, unas anécdotas, pero el corazón de la historia es mío. Solo yo sé lo que se siente al estar dentro de mí. Yo sé cómo veo el mundo. Y lo más importante: es mi interpretación de los datos de mi existencia, es la forma en que he organizado mis memorias, es lo que quedó de aprendizaje de las anécdotas vividas lo que a mi lector le interesa saber.
Literariamente Eugenia se define como hija de Asturias y Cervantes; prima de Monterroso y Batres Montúfar; amiga de Yourcenar y Christie. Su obra ha sido traducida al italiano y francés, e incluida en antologías. Publica poco y escribe mucho; la crítica ha sido generosa con los frutos de su inventiva. En 2020 y 2021 fue nominada al Premio Nacional de Literatura.
Literariamente Eugenia se define como hija de Asturias y Cervantes; prima de Monterroso y Batres Montúfar; amiga de Yourcenar y Christie. Su obra ha sido traducida al italiano y francés, e incluida en antologías.
Cuando por fin nos encontramos en aquel Café Valdez y comenzamos a degustar, él su primer tinto americano y yo un late aderezado con canela molida, soltó sin mayores filtros esta historia, entre otras tanta que atesora y trae guardadas desde el orto del convulso s. XXI, allá en los inexpugnables calabozos de su memoria.
Historia que, desde luego, por seguridad nacional y personal de aquel egregio exfuncionario, también, de mi pellejo, hice objeto del pincel de la transfiguración literaria subcontinental para compartirla con ustedes y las futuras generaciones lectoras, de haberlas...