Son cosas de niños, dice todo el mundo, te lo repiten hasta la saciedad, y entonces llega un momento que hasta te lo crees. Pero tu hija llega a casa y te pregunta que por qué no la quiere ningún compañero, que por qué se meten con ella, que por qué se ríen y se burlan de ella cada vez que sale a hacer una exposición, entonces la miras y no encuentras ninguna explicación.