Hay algo que quiero complementarle, hermano, antes de iniciar con lo mío. Es en relación con lo que usted dijo en alguno de sus relatos anteriores. No solo el tiempo es, hoy por hoy, nuestro mayor y más caro activo. Tal vez, igual de valiosas, quizá más, son nuestras experiencias. Así como la infinidad de aportes que en silencio le hemos hecho a este bello país… y en la alborotada época cuando lo hicimos: último cuarto del siglo XX y primera década del XXI.
Los petates son símbolo de resiliencia y fortaleza. Han sido utilizados por personas que han enfrentado muchos desafíos y continúan siendo utilizados por personas que luchan por sobrevivir. El petate es un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay esperanza.