Desde la existencia de la humanidad para compaginar la vida con sus propios matices cotidianos, desahogar las tristezas, el laberinto del desapego o el guarecer del corazón, después de una larga jornada de intenso trabajo, en momentos de ocio, viajes, un compartir, la música es una buena compañía en el deleite de los sentidos, que sana el alma, aquellas heridas interiores que corren por el cobertizo oculto a los ojos, que de manera inusitada nos alegra o nos hace recordar experiencias vividas en los mejores años de juventud aquilata en el tiempo.