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Con el vaivén de las olas coronadas de blancas crestas
Subiré a tu caparazón de piedra, tiondo nducha1
Balanceándome dormiré un sueño profundo.
Llévame a la mar en la que refrescaré mi memoria
Tocaré mis raíces negras sedientas de libertad
Ahí, todos los niños volveremos a danzar.
Sobre la costa chica de Oaxaca, se extienden maravillosas playas bañadas por el Océano Pacífico. A este lugar llegan turistas de todo el mundo para disfrutar de sus olas y la calidez de sus habitantes. Entre los muchos lugares paradisiacos de este fascinante estado, se encuentra el Parque Nacional Lagunas de Chacahua.
Para acceder a la playa hay que cruzar en lancha las laguas rodeadas de manglares de intenso verdor en los que habitan cocodrilos, garzas, e iguanas entre muchas otras formas de vida. Este ecosistema está protegido por las dunas de arena; los manglares a su vez protegen a las poblaciones tierra adentro cuando los huracanes golpean la costa.
A esta área, como otras de la costa occidental de México, fueron traídas personas esclavizadas desde África, quienes llegaron después de extenuantes y traumáticos viajes para servir a la corona española en sus dominios americanos. Sin embargo su rebeldía los llevó a buscar la libertad que consiguieron peleando y escapando de sus verdugos. En esta región se mezclaron con los indígenas locales mixtecas o ñuu savi, de hecho algunas personas se autodenominan afromixtecas también.
Actualmente habitan en el país alrededor de 2.5 millones de afrodescendientes que han sido históricamente invisibilizados. Sin embargo y a pesar del racismo sistemático ejercido durante siglos, mantienen su cultura y tradiciones vivas. Activamente buscan ser reconocidos a nivel constitucional para tener acceso a apoyos gubernamentales.
Chacahua, en idioma ñuu savi significa: Lugar donde abundan los camarones. Es en este fértil ecosistema donde por siglos han venido a desovar las tortugas marinas, especialmente la golfina y la laúd. Desafortunadamente su arribo a estas playas es cada vez más esporádico.
Pero en el pequeño pueblo, donde las palapas brindan agradable sombra, hay un grupo de ambientalistas locales que se han dedicado a protegerlas al tiempo que defienden sus raíces africanas. A la cabeza está Berta que ha trabajado en la protección de las tortugas por los últimos catorce años. Con el apoyo de Areli, una bióloga que aporta su conocimiento científico, mantienen un espacio para cuidar de los huevos para ayudar a que nazcan nuevas crías. Lo hacen sin asistencia gubernamental y con las aportaciones de algunos negocios o turistas.
El monitoreo
Pasadas las 10:00 de la noche subo a la cuatrimoto junto con Berta y Antar, un pequeño voluntario de 9 años para recorrer doce kilómetros de la franja costera que divide el mar y la laguna. Sin luna, acompañados de miles de estrellas y las olas rompiendo sobre la arena, nos adentramos en la oscuridad en la que activamente cangrejos y aves pescadoras buscan alimento. De inmediato un grupo de turistas cerca de una enramada observan fascinados a una tortuga desovando. Berta se acerca pidiendo a todos guardar silencio y evitar el uso de luces de lámparas o celulares para no distraer a la tortuga. Berta se coloca detrás de ella cavando hábilmente un agujero para acceder a los huevos que va sacando mientras Antar los coloca dentro de una bolsa al tiempo que los va contando; en promedio una tortuga desova 80 huevos en una noche.
Siguiendo nuestra ruta y a medida que nos alejamos de las última palapas, Berta, con ojos experimentados identifica las huellas sobre la arena que dejan las tortugas al salir del mar en busca de un lugar adecuado para depositar sus huevos. De pronto vemos dos perros corriendo al escuchar el motor de la cuatrimoto; ya es demasiado tarde, acaban de atacar a una tortuga. Algunos pobladores locales tienen mascotas que no atienden y terminan matando a estos increíbles animales.
Pero tenemos que seguir, así encontramos otras tortugas desovando o nidos recién cubiertos para repetir el ritual de escavar y sacar los huevos, tomar las medidas de las tortugas, llevar los huevos a un espacio cercado para “plantarlos”, es decir; hacer un hoyo profundo donde se colocan los huevos recién recolectados para incubarlos. Al mismo tiempo se revisa si hay nidos con tortugas recién nacidas, de ser así, se juntan en una bandeja para llevarlas a la playa para que puedan entrar al mar. Es un proceso exhaustivo que termina alrededor de las 3:00 de la madrugada.
Al siguiente día entrevisto a Berta y Areli para escuchar cuáles son los principales problemas que afectan a las tortugas: Las luces de restaurantes y negocios junto a la playa confunden a las crías recién nacidas porque usan la luz del sol, la luna o las estrellas para llegar al mar por lo que terminan perdidas en su intento de alcanzar su meta. Debido a que este lugar está creciendo, hay más construcciones, por lo tanto más ruido, basura y obstáculos para las tortugas. Algunas veces se atoran en las redes de los pescadores muriendo ahogadas. Pero quizá lo más preocupante es la depredación directa de los humanos, que al amparo de la oscuridad roban los huevos con la intención de venderlos para consumo humano. Una practica que ha diezmado a la población de tortugas dramáticamente.
Por fortuna Berta, su esposo Miguel, sus hijos, Areli, Antar y varios voluntarios enseñan a los niños en las escuelas o a través de eventos, la importancia de proteger a las tortugas marinas que llegan a desovar a este lugar. Ahí pude constatar que son ellos, los adultos del futuro los que custodian el arribo de las tortugas para que, junto con las tradiciones locales puedan sobrevivir.
Para más información: Instagram: @tortugaschacahua
Fb: Campamento Tortuguero Bahía de Chacahua
1 Tiondo nducha: Tortuga marina en idioma ñuu savi