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Con añoro recuerdo esos momentos de risa incontrolable que me ocasionaban dolor de estómago. Yo creí que el tiempo marchaba lento. Pero la realidad es que a mi infancia se le terminó el tiempo, y con su partida arrastró personas queridas y sueños.
En qué momento dejé de contar estrellas, brincar bajo la lluvia, nadar en el riachuelo, recostarme en el campo para que me acariciara el viento, jugar pelota hasta que se entumieran mis dedos y escribir cartas de amor para esa niña que vivía en mis pensamientos?
La imagen que veo en el espejo no es la de aquel niño que estaba lleno de amigos y fe por un Dios que está en el cielo. Es la de un hombre que sustituyó el té verde que su madre le preparaba para calmar sus nervios, por una hierba que no solo le robó su libertad, lo condenó a un mundo de adicciones, sin metas e ilusiones.
Cuando dejé de cerrar los ojos para formular deseos? Decir te quiero y abrazar personas que hoy viven en mi corazón y recuerdos. Soy un hombre hueco, vacío, la confianza que yo tenia, se desvaneció como gotas de aguas que caen en el árido suelo del desierto.
¿Por qué deje de ser niño? Me pregunto día a día y me mata la agonía siempre que veo a otro niños que se les esta pasando el tiempo y esta cometiendo los mismos errores de los que ahora yo me arrepiento. Hoy sé que el hombre mas despiadado del mundo, un día fue niño y solo el sabe en qué momento se desvió su camino.