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viernes, diciembre 1, 2023

Rosita

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Esmeralda Garcia Avila
Esmeralda Garcia Avilahttp://www.amazon.com/author/esmeralda
Esmeralda Garcia-Avila, nació en la Ciudad de México, actualmente reside en Chicago, Illinois. Trabajadora Social, actualmente cursando una licenciatura en psicología en San Agustin College en Chicago. Ha escrito una novela titulada "El niño" y dos cuentos para niños "La pequeña estrella" y "Pelitos la hormiga" disponibles en Inglés y español.Ella se define como una amante de las letras, que deja volar su imaginación y plasmar con palabras, lo que le dicen las estrellas y esos instantes que dejan huella en su corazón.

Photo by Maria Orlova.pexels.

Soy cautivo de mi libertad, sobre mis hombros llevo el peso de traumas, temores, y recelos. De aquellos que por sus errores, culpan inocentes, desgarran ilusiones, y se hacen víctimas de sus malas decisiones.

Mi tata decía, que cuando llegara el miedo, cerrara los ojos y respirara lento pues en cada respiro se puede controlar el temblor del cuerpo.

Encorvado, con la mirada en el suelo, inseguro, temblando de miedo, mi padre grita a los cuatro vientos: – No llores mujer, los golpes forjan el carácter y los sentimientos. Es tan solo un escuincle y mañana se habra olvidado de esto. Mi madre llorando observa como sin piedad golpean mi cuerpo.

Aprieto mis manos y observo ese rinconcito. Ahí es donde construiré una casita pequeña pero muy bonita con arboles y florecitas rojas, blancas y amarillas así cómo le gustan a Rosita. Mi hermanita que no mueve sus piernitas y que se tapa sus orejitas cada vez que mi padre se molesta y nos grita.

Mi padre tenia razón. Sus golpes moldearon el hombre que ahora soy, cruel y sin corazón, hombre que ahora le pides tenga un poco de compasión por un anciano que carece de cariño y atención. Anciano que abuso de un niño que desconocía la causa de tanto odio y falta de comprensión.

Niño que llamaron de todo, menos por su nombre y se convirtió en un hombre sin tiempo de poder jugar o leer un libro. Hombre que vive con un gran vacío de haber logrado su objetivo pero, Rosita se ha marchado.

Cruel es la vida, pero justa a la hora de cobrar deudas del pasado. Soy un hombre que aprendió a golpes a no ser malo, y así mismo a desconfiar en sus hermanos. Rosita ya no está, pero en cada flor de mi vecindario, ella me sonríe, me dice te amo y me recuerda que yo soy mejor que aquel despiadado que destruyo nuestros mejores años.

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