Esmeralda Garcia-Avila
Chicago, Illinois
Cuento: “La pequeña estrella ”
Para la niña que me enseñó que
no hay mejor tarjeta de presentación
que una sonrisa en los labios.
Laura Monserrat Altamirano García
Cuenta la historia que había una vez,
una estrella tan pequeña, pero tan
pequeña, que sentía que por su tamaño, las
estrellas más grandes que ella ocultaban su
brillo. Cada tarde cuando el sol se iba a
dormir, ella lloraba de tristeza al saber que
como cada noche no tendría con quien
jugar, pues todas las estrellas ya tenían sus
amigos y no aceptaban extraños.
La pequeña estrella vivía en una casita de
color amarillo y tenía como vecina a la
luna, quien todas las noches la veía llorar
desde su ventana por no tener amigos con
quien correr y saltar entre las nubes, tal
como lo hacían las otras estrellas.
Una noche, la Señora Luna no vio a la
estrellita recargada en su ventana.
Intrigada, fue hasta su casa y le toco la
puerta. Toc, toc. Pero nadie respondió.
Entonces, la luna se acercó a la ventana
y preguntó: Estrellita, ¿dónde estás?
Y la estrellita respondió: “En mi
habitación. Pase Señora Luna.” Pero
la luna una noche antes había comido
tanto que estaba llena y no entraba
por la puerta. Así que le pidió a la
estrellita que se acercara a la ventana
para saludarla.
La estrellita se levantó de su
camita y al llegar a la ventana, la
Señora Luna comprendió que la
estrellita estaba enferma de tristeza.
La Señora Luna después de saludar a la
estrellita, se fue a casa tratando de
encontrar una solución para que la
estrellita al contrario de llorar por no tener
amigos, disfrutara la vida y se divirtiera
como las otras estrellitas de su edad. Los
nervios y preocupaciones obligaban a la
luna a comer más de lo normal. Así que
para pensar mejor, se acercó un plato de
fruta y mientras saboreaba las uvas, dijo:
¡Una fiesta sorpresa, eso es lo que haré!
En ese momento, la Señora Luna llamó a
los búhos del bosque y les ordenó que
buscaran la nube más grande y hermosa.
Después de encontrarla, la tenían que
decorar con globos y luces de colores. A las
hadas de la noche les pidió que hicieran
pasteles para la fiesta. La luna por su parte
invitó a todas las estrellas del universo.
La siguiente noche, la Señora Luna se
acercó a la ventana de la estrellita y la
invitó a una fiesta. La pequeña estrella
sonrió y feliz entró a su habitación a
ponerse un vestido y un moño en la
cabeza. Mientras caminaban, la estrellita
cantaba y saltaba de emoción, ya que por
primera vez asistiría a una fiesta.
Pero al llegar al lugar, la nube estaba
obscura y vacía. La pequeña estrella
sintió miedo de haber confiado en la
Señora Luna e ir con ella, pues su mamá
siempre le dijo que no hablara ni mucho
menos saliera con extraños. Asustada, la
pequeña estrella miro a la luna y justo
cuando le iba a decir que deseaba volver
a casa, escuchó: ¡SORPRESA!
Y el lugar se llenó de luces y globos de colores.
Todas las estrellas se acercaron a ella y la
llevaron al centro de la nube donde había
una mesa con 9 pasteles de colores mágicos
que concedían deseos al probarlos.
La pequeña estrella sorprendida dijo: “Nunca
pensé que la fiesta era para mí. Yo creí, que
por ser tan pequeña y vivir en una casa
diferente, nadie quería ser mi amiga.” Pero
una estrella la interrumpió: “Te equivocas
estrellita. Nadie se acerca a ti porque tú eres
la estrella más importante del universo. Tú
eres la única que vive en una casa de color
amarillo y tienes como vecina a la luna.
Gracias al brillo que tú reflejas, nosotros
brillamos con tanta intensidad.”
“Pensamos que por no ser iguales a ti, tú no
querías jugar con nosotras.” La pequeña
estrella comenzó a bailar feliz al saber que
ella era especial e importante. Comprendió
que no es bueno sentirse inferior a los demás y
esconderse. Es importante tener amigos y
hablar con nuestros padres de lo que nos
preocupa, porque muchas veces lo que
nosotros vemos como imperfecciones o
problemas, pueden ser las perfecciones que nos
hacen únicos y especiales.
A partir de esa noche, la pequeña estrella
sale a jugar con sus nuevos amigos;
saltando entre las nubes hasta el
amanecer. Cansada por tanto jugar, se va
a dormir feliz en su camita y así recuperar
fuerzas para la siguiente noche.
Cada vez que la estrellita se ríe,
el universo celebra su alegría con
una lluvia de estrellas fugaces.
Esmeralda García Ávila. En La Pequeña Estrella,
nos ofrece un cuento hermoso, lleno de imaginación
y con un mensaje muy positivo para nuestros niños.
¿Quién es la pequeña estrella? ¿Por qué es
importante prestar atención a lo que nos rodea? La
pequeña estrella, te responderá estas preguntas.
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