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lunes, junio 5, 2023

Una historia de lucha constante por la vida

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Wilson Rogelio Enciso
Wilson Rogelio Enciso
Escritor colombiano (Chaguaní, 4/15 de julio de 1958), profesional en Ciencias Políticas y Administrativas (Administrador público), especializado en Administración de la Planeación Urbana y Regional y diplomado en: Docencia Universitaria, Educación Virtual, Educación a Distancia y Planeación Estratégica. Laboró con el Estado colombiano entre 1978 y 2015 y fue docente universitario de 1986 a 2012. Es autor de una saga de dieciséis novelas, dos en proceso y cuatro en perspectiva, dos compilaciones de narraciones románticas y más de sesenta relatos. Obras publicadas: La iluminada muerte de Marco Aurelio Mancipe , 2016, novela. Con derrotero incierto , 2017, novela. Enfermos del alma , 2018, novela. El frío del olvido , 2019, novela. Amé en silencio, y en silencio muero , 2017, compilación de narraciones románticas. Matarratón, 2021, novela. Es autor de cuentos y relatos que sube de manera periódica a redes y que publica en Revista Latina NC , en Escondite Literario Tropical y en su página wrenciso.com . Fundó y gestiona desde 2016 la iniciativa literaria: Una novela para cada escuela . Busca incentivar la lectura desde el aula de clase en lugares remotos y de difícil acceso a la literatura, tanto en su país como en otras partes del mundo.

La leyenda de los Aeroamigos 52-22 comenzó desde aquel lunes 27 de marzo de 1978 cuando pisaron por vez primera la entrada de su amada e inolvidable alma máter: ESUFA. En ese memorable entonces, cada uno de ellos llegó con necesidades y esperanzas similares en lo fundamental, producto de la compleja situación socioeconómica que los apercollaba por parejo.
Durante estos cuarentaicuatro calendarios… ¡ah!, ¡cuántas cosas han vivido! Llevan al lomo un buen tanto de aciertos, así como uno que otro desacierto por ahí. Les ha tocado libar tragos amargos como el ajenjo en ayunas… que es a lo que sabe la pérdida irreparable de compañeros, o el soportar y ser objetos del absurdo proceder de algunos gobernantes guiados por la ambición y el enfermizo poder; mal que carcome a su amada patria. Sin embargo, en resumen, y a pesar de todo, son más las situaciones de satisfacciones y alegrías que atesoran en sus almas; por estos días de otoño un tanto compungidas, aunque opten por callar para evitar molestar a quienes los rodean y tal vez difícil les sea comprender que aún sienten, que todavía sirven y también aman. Además, que hay por ahí algunas metas que quieren alcanzar; así pocos o ninguno los entiendan… o les interese lo que les pase o quieran, ¡tal vez!
Lo cierto es que, unas y otras circunstancias: tanto las buenas como las complicadas, les acrisolaron el carácter, amén de afianzarles la amistad y la solidaridad que los atañe y los hace reunir en su club que, ¡valga decirlo!, también dio sus primeros pasos firmes por la misma época que lo hicieron ellos al recién graduarse, y con sus respectivos aportes. Sí, la amistad y la solidaridad se fueron convirtiendo, poco a poco, además de un abrigo de y para todos, en el verdadero escudo de armas de la confraternidad de Aeroamigos 52-22.
Duro y seguro broquel comportamental que han usado para enfrentar las batallas y las perennes dificultades que, no solo durante las dos y más décadas de su abnegado servicio prestado a la sociedad, sino que han empuñado con la gallardía propia de los caballeros del aire en esta, la etapa más crítica en la guerra de la vida de un militar: el retiro, el paso a la reserva activa, ¡la jubilación! Que es cuando, no solo el brío de la juventud, ese que poco y nada es valorado ni cuidado en su momento, junto a la cada vez más esquiva memoria y visión borrosa, inexorables comienzan el retorno hacia el cuartel de los refugios del olvido, donde parece que, tanto la familia como la patria a las que les sirvieron dispuestos a morir por ellas, llegado el caso, los conminan. Lo hacen, quizá, al ya no serles tan atractivos, productivos, vigorosos ni útiles como entonces… además, porque se les comienzan a olvidar cosas.
Pero, bueno, sea lo que de ahora en adelante sea de esa ‘muchachada alborotada del 78’, y por el tiempo que en cada uno de ellos así lo disponga la sumatoria de todas las energías que gobierna la existencia del Universo, es importante ahora dejar plasmado en las etéreas alas del Ícaro que los guía desde su paso por ESUFA, que esa confraternidad de Aeroamigos 52-22 marcó una serie de callados e indelebles hitos históricos, aunque no aparezcan en los dinteles de las academias, los libros, como tampoco en publicación especializada alguna; aunque sí, de pronto, en varias novelas de algún escritor desconocido.
Por esto, quizá, pocos recuerden, o sepan, o les importe, entre un sinfín de eventos trascendentales, que fueron partícipes de la devolución de la Zona del Canal a la República de Panamá en el 79. Que les correspondió el honor de ser los precursores de los cursos de dos años de duración y que inauguraron los nuevos grados de suboficiales en los 80. Que apuntalaron, vivieron y sufrieron la historia sociopolítica nacional durante las dos décadas finales del siglo XX y primeras del XXI, unas y otras para nada fáciles, ¡más que duras en todo aspecto! Que se ilusionaron y respaldaron el nacimiento de la Constitución del 91, con la cual se atisbaba un mejor derrotero para el país. Que despidieron la vieja guardia de la centenaria aeronavegación y le dieron la bienvenida a la revolución tecnología del transistor, los circuitos integrados y la microelectrónica… lo que puso al mundo, para bien o para mal, a un clic de distancia, al alcance de la mano… ¡así como de los misiles!
Así es, que quede escrito y dicho que la de los Aeroamigos 52-22 es una historia de lucha constante por la vida y la patria, pese a la infinidad de sinsabores y tropiezos que a diario se les han presentado, sorteándolos a su modo y alcance, y en cada caso. Por lo que, a esta hora de balances, solo queda por decir que, si hay algo por ahí pendiente, no fue ni es por falta de intento, mucho menos por desgano; porque en todo lo que se han propuesto y hecho lo han puesto todo, sin escatimo alguno; a veces más allá de sus alcances y, en no pocas oportunidades, arañando el límite de sus capacidades y menguada salud.
Ahora bien, que el mundo lo sepa, ‘oído a la caja’, como les decía el distinguido Rodríguez, lo conseguido, poco o mucho en algunos casos, es producto del esfuerzo, así como del trabajo callado y sobre todo honrado que desde su aula máter, entre otros el sargento Cruz, les inculcaron con férrea y perdurable disciplina. Doctrina del bien hacer que difícilmente les dejará torcer el camino en lo poco o mucho que les quede por vivir… Doctrina del bien hacer que de alguna manera les han infundido a sus descendencias y entornos, en procura de un mañana mejor para todos… o eso esperan.
Gracias, Aeroamigos 52-22, hasta el próximo encuentro, cuando y donde quiera que sea.

26-03-2022, Círculo de Suboficiales de las Fuerzas Militares de Colombia, Bogotá, D.C.

2 COMENTARIOS

  1. Sabia que tu mensaje en este día no faltaría. El breve, pero preciso recuento histórico de nuestros 44 años de comunidad nos pone en sintonía con la historia del país que ayudamos a construir. Gracias Wilson por tus reflexiones nos serán muy útiles para evocar gratos recuerdos.

  2. Gracias Amigo y compañero Wilson Rogelio Enciso por plasmar en los anales de la historia de nuestra Gran Colombia la huella buena o mala que forma parte de nuestro pasado , presente y futuro que nos hace mas fuertes asi pasen los años llevandose nuestras fuerzas mas nunca nuestro Espiritu del Guerrero valiente que siempre permanecera en nuestro corazon , que vivan los verdaderos amigos . 52/22 , mis respetos compañeros .

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