Derramé el horizonte de la piel inmersa en tus labios
incienso de asomos por consumir
desde las raíces
hasta el florecimiento de mis pechos
Recorro la percusión de tus besos
embebida en el torrente de tu ambrosía
desde el ocaso de mi articulación sostenida
Paseo por el tránsito de tus cavidades
pasión de sentires amorfos
desborde de ardores olvidados
sumergidos en parajes secretos
Descubro en tu aliento
el sostén de mi jadeo
despliego mi espíritu en tu trecho
y derrocho la posesión prometida.
Los momentos de interiorizar siempre son buenos, permiten reflexionar, analizar y sopesar las acciones. Feliz año para todos los lectores de esta magnifica revista y para quienes lo hacen posible.