Por María Beatriz Muñoz
¿Creéis en el karma? Yo no. Según la religión Wiccana, se dice que cada hechizo o mala intención que se lance al universo, se devuelve a la persona multiplicado por tres, también ocurre con las buenas acciones.
Tengo cuarenta tres años, y la experiencia me ha enseñado que da igual lo que hagas, las cosas salen como deben salir.
Yo siempre he intentado hacer el bien, y las cosas no me han salido proporcionalmente lo bien que deberían haberme salido.
No me quejo, la verdad, tengo unos hijos maravillosos, y salud, que es con lo que siempre nos conformamos todos.
Creo que lo del karma es como una especie de chantaje para que hagamos el bien con la esperanza de ser recompensados, pero ahí radica el problema de la humanidad, siempre esperamos recompensa. Todas las religiones ofrecen algún tipo de recompensa, pero… ¿Y si no existe tal recompensa? ¿harías el bien?
Creo que la vida se nos ha planteado a lo largo de los tiempos de forma errónea, veréis; hace unos años, salvé a una avispa en la piscina, aún creía en el karma, claro, el caso es que, al día siguiente, yo estaba tan feliz nadando cuando otra avista medio atontada me picó. Ya os podréis imaginar las maldiciones que solté en ese momento, si hubiera podido ahogar a la que salvé el día anterior, la hubiera ahogado, ese día mandé bien lejos el karma.
Hoy estaba con mis hijos bañándome cuando he visto a otra avispa ahogándose y no lo he pensado, le he ido echando agua hasta acercarla al borde de la piscina, entonces la he cogido rápidamente y la he sacado, luego la he salpicado para alejarla. Mis hijos sorprendidos, me han preguntado que si la iba a salvar por qué no la sacaba directamente del agua. Mi respuesta ha sido muy simple, “si salváis a un León de la muerte, no penséis que por salvarlo va a dejaros con vida, si salváis a un perro abandonado y maltratado, no creáis que no os va a morder por el simple hecho de haberlo salvado, con la avispa pasa igual, aunque la haya salvado, si puede picarme lo va a hacer”
No esperéis una recompensa por cada buena acción que hagáis, la única recompensa es saber que habéis salvado una vida.
Gracias a mí, hoy una avispa sigue viva, pensaréis que es insignificante, pero nosotros también lo somos comparados con este inmenso universo, es más, creo que los humanos valemos menos que una simple avispa, ya que la mayoría de veces somos más estúpidos, cometemos más errores y somos más destructivos que ellas.
Los años me han enseñado que hay mucho bicho malo en nuestra sociedad al que todo le sale bien, da igual lo que haga, da igual lo granuja que sea o el daño que haga a los demás, pero siempre caen de pie como los gatos, en cambio, hay gente buena que es fichada por el equipo de los tontos y a los que no suelen salirle las cosas bien. Yo suelo estar en ese equipo, incluso a veces juego de titular, pero me da igual, no espero recompensa, no espero ninguna palmadita en la espalda, no espero que me salgan las cosas mejor, simplemente soy feliz por hacer lo que hago, me siento bien conmigo misma.
En ese momento es cuando miras al cielo y te sientes afortunada de ser quién eres, y piensas que no necesitas nada más que un hermoso cielo sobre tu cabeza, una conciencia tranquila y el amor de tus hijos.
No seas un perrito que levanta la patita y espera su galleta, la vida es así, asúmelo, si eres como eres es por todas las circunstancias que han rodeado tu vida, quizás si las cosas te hubieran ido mejor, ahora serías uno de esos bichos malos que arderán en el infierno, porque eso sí, aunque no crea en el karma, sí que tengo la esperanza de no compartir mi eternidad con esa gente, da igual donde estén, yo quiero estar en el bando contrario, y…¿sabéis que? el dinero se queda en la tierra, se siente, así es la vida, quizás en vuestra siguiente reencarnación agradezcáis que alguien os salve de morir ahogados en una piscina, pero no, no os preocupéis, no espero ningún agradecimiento, ni si quiera espero que no me piquéis, ya veis, como la vida misma.