Sus compañeras de trabajo y jefes la bautizaron como la reina de los biscuits. Miriam Caballero García calcula haber elaborado a mano más de 312,000 de estos panecillos en los últimos 15 años. La pandemia del COVID-19 la obligó a colgar el mandil, pero también a regresar a su natal Perú.
Raleigh.- A Miriam Caballero García le cuesta aceptar que se ha jubilado. Desde que llegó a Carolina del Norte procedente del puerto del Callao en Perú, comenzó a trabajar en el McDonalds ubicado en la intercepción de Capital Boulevard y Trawick Road en Raleigh.
Ahí forjó amistades que luego se convirtieron en una extensión de su familia, la cual dejó en su tierra natal.
Es por eso que cuando el 13 de enero llegó al restaurante a despedirse, sus excompañeras y exmanagers salieron a recibirla con globos, regalos y sin poder contener las ganas de abrazarla muy fuerte.
“Ha sido la mejor… muy linda gente, alegre, ha sido como una madre”, dijo Judith Zuñiga quien compartió con Miriam la cocina y sus enseñanzas durante 13 años.
Comenzó a trabajar en McDonalds en el turno de la mañana con el encargo de preparar a mano los biscuits. Elaboraba 400 panecillos por semana, es decir 20,800 aproximadamente cada año. Cuando se fue, su trabajo lo ocupó una máquina.
“Ella ha sido la mejor haciendo biscuit del área, por eso la consideramos la reina”, afirma Josiah el manager del restaurante. “Ha sido un ejemplo de trabajadora”.
Miriam recibió una placa y un reloj como un recordatorio de su increíble trabajo.
En ese homenaje la acompañaron sus amigas Elena Arredondo y Nancy Weekend.
“La vamos a extrañar mucho, pero sabemos que es lo mejor para ella”, afirmó Weekend quien la acogió en su casa y la cuidó desde que comenzó la pandemia.
Miriam nos pide que no revelemos su edad. “A una dama no se le pregunta cuántos años tiene”, dice con una sonrisa coqueta. Nosotros estamos de acuerdo. Muchos que la conocen la consideran como una madre y otros como una abuela.
“Me da pena dejar a mis amigos. Pero me toca regresar con mi hija y con mis nietos”, dijo con los ojos vidriosos.
Ya en Perú
Miriam aterrizó en Perú la tarde del viernes 15 de enero. En el barrio Chacaritas, la casa número 18 se vistió de celebración.
En conversación telefónica con Qué Pasa, su hija Fabiola no podía ocultar su emoción.
“No me voy a olvidar que hace 18 años, un 7 de febrero a las siete de la noche se fue. Ningún Día de la Madre fue igual desde que se fue. Me ha hecho tanta falta. Aunque se fue cuando eramos adultas, nunca dejé de extrañar su cariño, su nobleza…”, comentó.
Fabiola se siente agradecida con quienes la cuidaron y le dieron su amistad.
“Mi mamá es muy querida acá y allá. Y les doy la gracias a todas las personas que estuvieron con ella y la cuidaron”.
Ahora Miriam disfruta de sus nietos quienes cariñosamente la llaman “la flaca”, de su hija y el resto de su familia. Y también respira la brisa del océano Pacífico.