Son una tradición mexicana que data desde la época virreinal, donde se describe por medio de versos jocosos sentimientos, críticas y hasta ridiculización de algún personaje conocido, ya sea dentro del entorno inmediato, escolar, político o social.
Las calaveritas fueron censuradas por un tiempo y es hasta el siglo XIX que vuelven a resurgir, teniendo gran aceptación y difusión en los distintos ámbitos.
Son versos rítmicos que generalmente llevan rima consonante o variada, describiendo satíricamente anécdotas o características de la persona a quien va dirigida. La alusión a la muerte es una constante, un pretexto para parodiar, ya sea por su nombre o seudónimos atribuidos: calaca, flaca, etc.
Hay un despliegue de ingenio, sutileza, ironía, musicalidad y creatividad de quien las realiza.
En los centros educativos se promueve esta tradición, por un lado, se busca que desde niño se reconozca que la muerte es un huésped que en algún momento de nuestra existencia llegará a buscar alojo cerca de nuestro entorno y en algún episodio de tiempo, bajo diversas circunstancias, aparecerá y se llevará a nuestros apegos y seres queridos y a cada uno de nosotros; por otro lado, promueve las tradiciones ancestrales que son parte del folklore de México.
Con los altares de muertos se promueve el enaltecer la memoria de quienes han partido al más allá, al contrario de las calaveritas literarias que habitualmente son para los vivos, narrando poéticamente el cómo la muerte les busca con insistencia, logrando en la mayoría de los casos, persuadir o escapar de ésta, por los méritos que cotidianamente caracterizan a la persona descrita.
La Escuela Normal Superior Profr. José E Medrano Unidad Parral, comparte el compendio de este trabajo y les invita a vivir a través de estas experiencias una de sus ricas tradiciones en el marco de la celebración del día de los muertos.