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sábado, junio 3, 2023

Se salvó gracias a un nuevo tratamiento contra el COVID-19

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Karina Neyra
Karina Neyra
Qué Pasa Media Desde hace más de 26 años Qué Pasa Media lleva a los hogares de Carolina del Norte información desde los distintos aspectos que afectan a la comunidad latina. A través de sus plataformas impresas y online aborda temas de inmigración, política estatal, federal, así como noticias locales e historias humanas. También resalta la multiculturalidad e historias de éxito. Qué Pasa Media cuenta con tres ediciones impresas y online en las áreas del Triángulo, Piedmont- Triad y Charlotte. Karina Neyra Obregón Periodista peruana con más de 28 años de experiencia. Ha trabajado en varias redacciones de periódicos en Perú como Gestión, El Peruano y Expreso.  También en relaciones públicas y consultoría de imagen en empresas del Perú como el Congreso de la República, el Banco de la Nación, PetroPerú, Natura Cosmetics, etc. Actualmente es editora general de Qué Pasa y directora de contenidos de la plataforma online de dicho medio. Ha recibido el Special Honoree en la 4ta Celebración Anual de Educación Latina. Ganadora de  5 Premios José Martí de la Asociación de Publicaciones Hispanas de Estados Unidos. Entiende que el periodismo es una carrera en evolución por eso no deja de dedicarle tiempo a los estudios.

Clayton.- Un nuevo tratamiento contra el COVID-19, aún en etapa experimental, le salvó la vida a Diana Flores, quien por mucho tiempo fue la voz femenina de una conocida estación de radio en Raleigh. Ella ha luchado contra la enfermedad desde mayo, cuando dio positivo junto con su esposo e hija.

“Estoy contenta de estar con vida”, dice con una sonrisa que ilumina su rostro en una conversación con Qué Pasa vía Zoom. Recuerda los días que pasó en un hospital de Smithfield donde por momentos, dice, temió por su vida.

Contagio

Desde que el COVID-19 apareció en Carolina del Norte, Diana era consciente que la enfermedad podía también afectarla.

“Por mi sistema inmunológico yo siempre me enfermo de gripa, de tos…”, cuenta. “Cuando la pandemia comenzó, escuchaba que estaba en Europa y lo miraba lejos, pero cuando alguien cercano se enfermó dije: “híjole, esto es real” y si me puedo enfermar”.

A pesar que la familia Flores hizo todo lo posible por aislarse, el coronavirus se coló en casa. Diana, su esposo y su hija adolescente se contagiaron la última semana de mayo.

“Los migrantes no tenemos muchas ayudas y tenemos que salir a trabajar. Pensamos nosotros que por medio de su trabajo mi esposo pudo haberse contagiado”.

Diana, de 38 años, recuerda que los síntomas se presentaron primero como si tratara de un catarro.

“Recuerdo que un día mi esposo estaba arreglando un carro y comenzó a llover ligero. Estábamos ahí mi hija y yo… al día siguiente él tenía los ojos irritados, dolor de espalda, brazos y pecho. A los dos días comencé yo con ojos irritados, dolor de cabeza y cansancio. Después mi hija también presentó síntomas”, afirma. “No pensábamos que eran síntomas de COVID…”.

A los días se dieron cuenta que habían perdido el sentido del gusto y olfato.

“Ahí dije esto no es una gripe normal, es COVID”.

Pese a sus sospechas, por temor Diana no estaba dispuesta a hacerse la prueba. Solo lo hizo cuando su hija le pidió que la llevaran a un hospital.

“Muchos, al igual que yo, pecamos de ignorantes en el aspecto que no queremos ir al doctor porque se dicen tantas cosas como: me enferman más de COVID-19, no me van a dejar salir, me van a internar… o piensan que es una gripe”.

Tratamiento experimental

Aunque los tres desarrollaron síntomas parecidos la evolución de este nuevo coronavirus fue diferente en cada uno de ellos. Diana recuerda que estaba por su segunda semana de cuarenta cuando comenzó a sentir más síntomas.

“Yo me estaba mejorando pero de repente comencé a sentir dolor en el pecho y a cansarme con actividades tan sencilla como lavar los platos”, narra. “Menos mal que los del hospital de Clayton me llamaban todos los días para saber cómo estaba. Inmediatamente me sacaron una cita”.

El diagnóstico fue neumonía, además en ese momento tenía el oxígeno a un 93%.

“Mi oxígeno iba bajando cada vez más y me llevaron a emergencia de Clayton al hospital UNC Johnston de Smithfield”.

El médico que la atendió le propuso entonces, la opción de someterse a un tratamiento experimental con el medicamento llamado Remdesivir.

“Me explicó que a raíz del COVID me había dado la neumonía y que había un tratamiento alternativo. La medicina la ponen por cinco días vía intravenosa”, cuenta. “Pregunté si había otras alternativas y me dijeron que no. Yo tenía miedo de hacerlo y me dijeron que era una candidata perfecta para estar con respirador artificial”.

Luego de ponderar las consecuencias, Diana optó por el tratamiento experimental.

La Organización Mundial de la Salud dice lo siguiente del remdesivir: “se ha probado en ocasiones anteriores como tratamiento contra el ebola. Ha generado resultados esperanzadores en estudios en animales para el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS‑CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), causados también por coronavirus, lo que sugiere que podría tener algún efecto en pacientes con COVID‑19”.

En el mes de mayo, la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) autorizó el uso de emergencia del antiviral Remdesivir en la lucha contra el coronavirus.

Ese mismo mes varios hospitales de Carolina del Norte recibieron dosis de este antiviral para ser probados en pacientes.

Los suministros se distribuyeron en el Centro Médico Carolinas de Atrium Health, el Hospital Moses Cone, el Hospital de la Universidad de Duke, el Centro Médico de UNC, el Centro Médico Vidant, el Centro Médico Bautista Wake Forest y el Centro Médico Wake.

Una lenta recuperación

Después que le dieron alta del hospital, Diana ha pasado por lo que describe como un lento proceso hacia la recuperación.

“Mi esposo, mi hija, personas que conozco y han tenido a la enfermedad ya regresaron a su vida normal, pero yo he tenido días muy malos… ahí lo llevo poco a poco”.

“(El virus) te deja secuelas no solo físicas. Uno siente miedo estar con personas y es justificable… es bueno el distanciamiento social, pero tenemos que salir a comprar la despensa o tenemos que ir trabajar y conozco gente que está sufriendo de ansiedad… esta pandemia nos está cambiando mucho”.

“Tenemos que aprender a vivir”

Mirando la nueva realidad que le está tocando vivir Diana Flores pide a la comunidad hispana que sigan las recomendaciones de las autoridades como el uso de la mascarilla y el distanciamiento social.

“Usted puede creer que el coronavirus no existe, se le respeta. Pero también respete a los demás que sí creemos en la enfermedad. Use la mascarilla por respeto a las otras personas. No sabe que por su impudencia puedes contagiar a los demás y tal vez una de ellas, tenga alguna enfermedad que no sabe”.

“Tenemos que aprender a vivir con el COVID-19. Tenemos que salir, no a la calle a pachanguear, sino adelante y seguir las normas que nos piden”, puntualiza.

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